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Carpe diem

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  Teódulo López Meléndez La democracia es simplemente un sistema político formal, es decir, uno donde se vive en libertad, donde la soberanía la ejerce el pueblo en nombre de la humanidad, donde el poder está dividido y existen mecanismos de control para evitar los excesos. La eficacia o ineficacia no pueden, así, atribuirse a un sistema político específico. Deben atribuirse a aquellos elegidos para administrar. Otra ángulo es el perfeccionamiento de la libertad y libre expresión que es núcleo de la democracia. Puede controlarse el abuso de las partidocracias, establecer reglas claras para el financiamiento electoral, establecer normas de elección ajenas a las manipulaciones de todo tipo, en suma, perfeccionar los mecanismos en que la democracia se ejerce. La esencia de la democracia es la contradicción y su debilidad más peligrosa es la falta de cultura. Digamos que democracia y dictadura no compiten en términos de eficacia, una no es más eficaz que la otra. La democracia es...

El paraíso de la nada

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  Teódulo López Meléndez Internet es un “accidente” a la manera en que lo define Paul Virilio, quien bien nos recuerda que no hay adquisición sin pérdida. No olvidemos que la comunicación en las llamadas “redes sociales” generalmente implica mantenerse en la virtualidad sin un encuentro real. Este espacio romántico y libre no es más que una fantasía. Estemos frente a un mero espejismo cultural. A eso nos está conduciendo cada vez más esta tecnología de la información, así como a una “sabiduría” simplista producida por la cohabitación universal en el ciberespacio y por una razón fundamental: la información no es conocimiento. La tecnología implica un cambio de sistema cultural que reestructura el mundo social. La técnica se ha hecho autónoma, aunque se plantee como un propósito de mejorar al hombre. En efecto, lo que denominamos progreso está ligado al avance tecnológico. Es obvio que no producirá   los mismos efectos en todas las sociedades y que estos estarán marcados...

Catálogo

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  Teódulo López Meléndez La organización social es un sistema compuesto de un complejo de relaciones entre los hombres y entre los hombres y las cosas. Estamos en una de tensiones irresueltas y de disfunciones organizacionales. Deberemos tratar el conocimiento porque él genera poder, sea simbólico o utilitario. Es lo que denominamos cultura, una que crea conocimiento, genera normas, construye una acción colectiva, en suma, edifica una organización grupal dinámica. Hoy una cultura de la virtualidad real que ha integrado en un hipertexto electrónico. Espacio y tiempo se han modificado dado que el espacio de los flujos sustituye a los lugares y el tiempo atemporal se aposenta en sustitución de los viejos marcadores. Las maneras políticas, las representaciones sociales y los sistemas simbólicos, dan muestras de inoperancia. El escenario es distinto, quedan modificadas las pautas y es menester tratar de mirar a la realidad que nos domina. Se proclama y se dice lo que no se quier...

El último aliento

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  Teódulo López Meléndez A veces la repetición nos hace pensar en una especie de cotidianeidad injertada y asumida. Suelen, entonces, escaparse los pormenores y sus trascendencias, los signos apenas visibles que están determinando el futuro inmediato si no es que se adultera en conclusiones calenturientas. El voto, por ejemplo, sigue perdiendo trascendencia como forma de expresión. Es un fenómeno que escapa a nuestros reducidos límites y se hace mundial. Baste recordar a un presidente de los Estados Unidos sembrando dudas sobre él, haciendo de él una teoría conspirativa, sumiendo a su país en la incertidumbre en vísperas de su ejercicio. Aquí, con lo de las parlamentarias, y omitamos, por un momento, recordar todas las marramucias que giran en torno a ellas, hemos llegado a una situación que excede a una mera disyuntiva, a un simple ir o no ir, para convertirse en planteamiento de fondo, en razón del ser –dirían los antiguos griegos-, puesto que sin percibirlo en su exacta ...

La cultura del desvarío

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  Teódulo López Meléndez   Se han establecido comportamientos uniformados. Y se hacen hábito. La experiencia cotidiana se estructura y a su vez estructura a la sociedad. Podríamos decir que tenemos una “cultura del desvarío”. Reproducimos, así, el estado del cerco. Esta es ya la manera de vivir de los venezolanos. Ya somos otros. Ahora somos un capital social disminuido. Dentro de esta sociedad reconformada se está haciendo inviable el ejercicio democrático, no se le considera forma de expresión lógica. Negar es el nuevo hábito, pero lo compensamos con reflejos amenazando con las acciones más violentas, mientras acusamos, al que se mueve sobre la lógica, de colaborar con la nueva estructura de hábitos y comportamientos. Los principios esenciales han sido trastocados y ya no funcionamos derivando de ellos. Es posible cambiar la subjetividad humana, lo que hace necesaria la multiplicación de la voz de la inteligencia hoy adormecida. Por ejemplo, el hábito del crecimi...

El continuo de la degradación

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Teódulo López Meléndez Para esta fecha todo indica un agravamiento de la situación del país, uno progresivo como hasta ahora, pero uno que puede dar saltos cuantitativos y cualitativos. Cuando hablo de ello me refiero a los venezolanos, a su cotidianeidad, a un día a día preñado de sobresaltos y de carencias, todo enmarcado, obvio, en un cuadro político de cegatos irresponsables.  El elemento clave de este último se llama elección parlamentaria, pues continúa degradándose. Se gira sobre ella desde el ángulo de la miseria, en ningún caso como el de asimiento de una posibilidad de apertura de las ventanas a la entrada de aire a una población con serios problemas respiratorios. El oficialismo juega mezquino, como es su hábito, pensando sólo en liquidar de una vez lo del “gobierno interino”, y obviando el inmenso daño que se causa a sí mismo cada vez que cruje cuando se le plantea el aplazamiento electoral. El oficialismo ha llegado a tal grado de torpeza que se asume como el más r...

Un nuevo realismo

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Teódulo López Meléndez Hay obsesiones rondando el imaginario colectivo. Una de ellas es la palabra legitimación, una que surge cualquiera sea el movimiento o la toma de postura de alguien. Otros alegan no podemos depender de la voluntad ajena, olvidando quien tiene el ejercicio real del poder y, por consiguiente, a quien habría que torcerle el brazo para obtener un resultado acorde al planteamiento que se quiere materializar. La obcecación preside. Todo lo que se haga legitima, a lo que hay que añadirle los cierres de toda capacidad de raciocinio, encerrados como andan en posiciones tan sólidas como las de un bulto en henil. La ley de Sturgeon es un adagio derivado de una cita del escritor Theodore Sturgeon: "Nothing is always absolutely so" (Nada es siempre absolutamente así). Períodos drásticos como el que aún nos acosa hacen pensar que cualquier cosa que quede en pie posiblemente se requiera como un elemento a la construcción del futuro. La población,...