Teódulo López Meléndez
Se han establecido comportamientos
uniformados. Y se hacen hábito. La experiencia cotidiana se estructura y a su
vez estructura a la sociedad. Podríamos decir que tenemos una “cultura del
desvarío”.
Reproducimos, así, el estado del
cerco. Esta es ya la manera de vivir de los venezolanos. Ya somos otros. Ahora
somos un capital social disminuido. Dentro de esta sociedad reconformada se
está haciendo inviable el ejercicio democrático, no se le considera forma de
expresión lógica.
Negar es el nuevo hábito, pero lo
compensamos con reflejos amenazando con las acciones más violentas, mientras
acusamos, al que se mueve sobre la lógica, de colaborar con la nueva estructura
de hábitos y comportamientos. Los principios esenciales han sido trastocados y
ya no funcionamos derivando de ellos.
Es posible cambiar la
subjetividad humana, lo que hace necesaria la multiplicación de la voz de la
inteligencia hoy adormecida. Por ejemplo, el hábito del crecimiento ha sido cambiado
por el hábito de la supervivencia. El hábito de la tolerancia ha sido cambiado
por el hábito de la agresión. El hábito de no rendirse ha sido cambiado por el
hábito de perorar palabras insultantes y anunciar violencia. Es menester la
suma de cese del egoísmo, la implantación de la solidaridad social y el
abandono de teorías trasnochadas,
Es obvio que la conformación de
hábitos y comportamientos depende tanto del exterior como del interior. El
exterior lo conocemos en todas sus taras, pero el interior nos está mostrado
una profunda fragilidad psicológica. Sin un mundo interior propicio no se
internalizaría el mundo exterior despreciable. Ni se produciría este círculo de
personas con los nuevos hábitos y comportamientos en la sociedad devaluada. En
consecuencia, es necesario explicar e introducir una idea nueva. Si no logramos
hacerlo, si nos limitamos a repetir el rechazo sin proponer alternativa, no
habrá nunca la posibilidad de una reacción colectiva que no es una acción
política estrafalaria.
Es obvia la necesidad de diseñar
un futuro. Con estos hábitos y estos comportamientos, si permitimos que se endurezcan,
no se podrá luego modificar nada, a no ser desde el final que siempre llega y
el reinicio desde el vacío definido por una normalidad enferma.
@tlopezmelendez
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