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Mostrando entradas de junio, 2022

La pluralidad de las certidumbres

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  Teódulo López Meléndez Las “verdades” se han derruido y hay que ir sobre las nuevas formas. Lo que preside al mundo es la incredulidad. Los discursos viejos están deslegitimados. Se habla de un ciclo ahistórico. Hay que deconstruir y acometer los nuevos comportamientos partiendo de la realidad de hoy. Los que se dedican a cultivar el pasado pierden la capacidad de pensar. El que no se dé cuenta que ha terminado una época jamás estará en condiciones de iniciar otra. El fracaso de las viejas concepciones se debió al intento totalitario de envolver la historia, la naturaleza y la vida. Debemos hacernos de un pragmatismo atento a las incitaciones del presente y a los desafíos de las circunstancias teniendo en la mano las respuestas de una praxis política renovada. El origen unitario de la vida nos obliga a la concepción de un humanismo global hacia un comunitarismo de entendimiento y aceptación de la diversidad. La diversidad del mundo nos obliga a revalorizar la solidaridad...

Tribus, emersión y desorden

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    Teódulo López Meléndez   Frente a la crisis de la democracia han surgido infinidad de movimientos sociales de base. Se trata, entre otros aspectos, de un ensayo general de alternativas a la relación jerárquica. La solución, parecen decir, no dependerá más de la promesa de los políticos, sino que debe ser aquí y ahora.    El asunto de fondo es determinar cómo esta nueva forma de organización podrá servir a los tejidos democráticos. Debemos constatar que estos movimientos son minoritarios por esencia y son tan poco atractivos como los partidos tradicionales. Los teóricos comienzan a llamar “tribus” a estas formas que la muerte de los partidos ha ocasionado, porque pareciera que quienes se asocian quieren, en el fondo, redimirse de la individualidad, pero plantean un caso de reingeniería social que pasaría, necesariamente, por redefinir lo político de una manera muy distinta de cómo la modernidad la entendió, esto es, organización jerárquica (partid...

Una democracia sin trascendencia

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      Teódulo López Meléndez     El hombre hoy es, quizás, entendible como “enfermo de la época” y encuentra traducción en el rechazo a las utopías desprestigiadas y a una sociedad de repetición, amén de un desencanto estético-político obvio. Este de hoy es titulado por Sloterdijk “falsa conciencia ilustrada”, lo que conlleva a una relación directa entre la concepción que el hombre tiene de sí mismo y las formas políticas.    Si inexiste una valía superior, el hombre contemporáneo está en otra parte, en una de entrega a mercancías que no tienen trascendencia ni esencia, en la aceptación de un territorio donde la palabra “libertad” ha perdido sentido. Heidegger nos había dicho de un estado en que no quedaba nada del Ser en sí y que pasaba a convertirse en un mero valor por sí mismo.    La explicación sigue en Heidegger cuando habla del nihilismo como estado psicológico, por cuanto este sobreviene. Si los valores supremos desval...

En busca de la afirmación

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  Teódulo López Meléndez   Estamos asistiendo a la miopía de las ideas en este reino de la incertidumbre. El desencanto nos sume en el sin sentido. El ser optimista y agitado ha dejado paso a un escéptico sin norma. Ya no se le pregunta a nadie o, dicho de otra forma, la pregunta es formulada a nadie.   Los sistemas políticos están cuajados de incertidumbres. Como no se cree en nada, menos en lo colectivo, sumada la exigencia de la necesidad vital, resurge la vieja enfermedad del sálvese quien pueda.   Hoy persona es quien detenta poder. Algunos pretenden ver en la multiplicidad de la oferta el reino de la libertad y hasta llegan a pensar que esta supuesta capacidad de escoger es la mejor muestra de la humanización de los controles. El acceso posible a todo es una concesión ilusoria, puesto que lo opuesto a ilusorio es lo concreto siendo así la libertad el trato concreto con posibilidades concretas. Gabriel Zaid lo describe con exactitud: “Lo concreto s...

Estulticias

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    Teódulo López Meléndez   De necedades está empedrado el camino del fracaso, podríamos parafrasear para comenzar a ocuparnos de los estultos.   Podríamos ser amables e irnos hasta Erasmo de Róterdam con su “Elogio de la locura”, también conocido como “Elogio de la estulticia”, en su intento por comprender la naturaleza humana, pero el tiempo y el bienestar la compran nos parece recordar en Maquiavelo.   “Esto no se arregló”, refutan algunos, no sin percibir que, en efecto, se está arreglando para una franja, mientras reaparece la inflación, iniciada con un desliz impositivo, que está aumentando la pobreza y la desnutrición.   Los estultos perciben de El Chapulín colorao (“síganme los buenos”) y así emiten invitaciones a participar, para agregar de seguidas que en su reino sólo serán admitidos los que son verdaderamente de oposición.   Y los que pululan fuera y se creen “verdaderamente de oposición” ponen su propia estulticia ...