Teódulo López Meléndez
Las “verdades” se han derruido y hay que ir sobre las nuevas formas. Lo
que preside al mundo es la incredulidad. Los discursos viejos están
deslegitimados. Se habla de un ciclo ahistórico.
Hay que deconstruir y acometer los nuevos comportamientos partiendo de la
realidad de hoy. Los que se dedican a cultivar el pasado pierden la capacidad
de pensar. El que no se dé cuenta que ha terminado una época jamás estará en
condiciones de iniciar otra. El fracaso de las viejas concepciones se debió al
intento totalitario de envolver la historia, la naturaleza y la vida. Debemos
hacernos de un pragmatismo atento a las incitaciones del presente y a los
desafíos de las circunstancias teniendo en la mano las respuestas de una praxis
política renovada.
El origen unitario de la vida nos obliga a la concepción de un
humanismo global hacia un comunitarismo de entendimiento y aceptación de la
diversidad. La diversidad del mundo nos obliga a revalorizar la solidaridad en
un gran gesto de conciencia. Tenemos deudas pendientes por saldar: el diálogo
intercultural, la admisión y el respeto de las diferencias, la ruptura de los
lastres arrastrados por las viejas formas de organización política. El hombre
de este tiempo vive la ruptura con un mundo que se tambalea. Hay que darle
respuestas partiendo del principio de que el pensamiento es una forma de
realidad.
La teoría y la praxis deben, pues, comportarse conforme a lo que hoy
está. Es menester una pluralidad de ángulos de visión que la urgencia de
encontrar una certidumbre sepultó. Ya no se requiere un corpus homogéneo, lo que se requiere es un intercambio fluido y
permanente de diversas comprensiones. Algunos hablan de ofrecer no una mirada
sistemática sino sintomática. Es lo que otros denominan la teorización de la política y la politización
de la teoría.
Hay que darle una respuesta común a las exigencias cotidianas de la
democracia, lo que para nada lleva al olvido de las particularidades, las que,
por el contrario, se hacen manifiestas al pedir políticas de reconocimiento.
Aquí estamos jugando a las divisiones sembradas por el poder con la
miopía de los exaltados de la pequeña casa. La mezquindad implícita en el
extravío y en las ambiciones ya teje el fracaso.
@tlopezmelendez
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