La medición del tiempo

Teódulo López Meléndez Había que determinar cuanta luz le quedaba al día, de manera que el hombre se inventó el “reloj de Sol”. Era menester determinar el tiempo restante para la cacería o para llegar a algún sitio. Como el hombre suele no detenerse, los grandes matemáticos de Mesopotania dividieron el día en 24 horas. Llegamos a saber que un día es el tiempo que este aún amable planeta tarda en girar su propio eje. Los Pontífices hicieron calendarios hasta lograr hechos inéditos, como que Cervantes y Shakespeare nacieran en la misma fecha. Por allá en el siglo XIX, en Conferencia realizada en Estados Unidos, se decidió que había que establecer un meridiano, único. Llegó el de Greenwich. El día solar comienza así a medianoche. El cenit al mediodía y A.M y P.M. llegaron. Cuando se es joven, feliz e indocumentado, como reza la expresión popularizada, uno puede andar caminando por la orillas del Támesis y recibir un impacto imborrable, el del rostro de una mujer, apenas por ...