Un divorcio de la decadencia

Teódulo López Meléndez La crisis de la noción de representación de la democracia contemporánea se emparenta con la representación literaria en el sentido de que representar es hacer presente lo ausente. En política nos planteamos enfrentar esa “mediación” –reducida a restos hoy en día- entre representante y representado. En la literatura los personajes son “representantes” que fijan conexión con lo universal, son medios. Podría alegarse que también lo son en la democracia, pero los caracteriza tal alejamiento y frialdad que se convierten en abstracción. Las prácticas políticas vencidas y agotadas dejan de relatar. Entre memoria histórica y cultura política han desafiado sobre las formas de narrar el pasado. La literatura contribuye de manera notable a los avances políticos en el sentido de estímulo social. En términos generales, la verdadera literatura siempre impugna. Hoy en día aquellos que puedan declararse apolíticos están tomando una decisión política. El arte...