El cinismo de este tiempo

T eódulo López Meléndez En los tiempos de las innovaciones tecnológicas el hombre posmoderno intuye que ellas se quedarán cortas en cuanto se refiere a sus propias mudanzas. La decepción de este hombre lo lleva a la convicción de que restar sensible es utópico, pues mantener los sentidos en alerta ante una felicidad que no llegará, es necio. El cinismo aflora en el siglo XXI. Ya no el de Diógenes, ni siquiera aquél manifestado por Oscar Wilde cuando exclamó que él no era un cínico sino un hombre con experiencia, para preguntarse, sin embargo, si acaso no eran la misma cosa. El mismo sentido de pasividad estaba en Antístenes, discípulo de Sócrates. Un pintor italiano, Giorgio de Chirico, lo resume: los hombres tienen caras redondas y vacías, miembros proteicos y son geométricamente parecidos a los humanos, pero sólo se les asemejan. La humanidad gorda de Botero los hace a todos un indeterminado uno. El hombre de ambos pintores se parece a todos y a nadie. Diógenes ...