Crucigrama

Teódulo López Meléndez Me parece haberlo visto entre las ruinas de Pompeya, vecino a las figuras petrificadas por la lava del volcán iracundo, en alguna calle desolada apenas incidida por algún turista errabundo. Sí, me parece haberlo visto entre los restos de comida solidificada e inclusive vecino a la fundida estatua de una pareja que hacía el amor. Era un crucigrama, que gracias a una guía espontánea y voluntariosa supe se llamaba “cuadrado sator”, uno que, sin embargo, no indicaba nada de concesión de poder por traspuesto, nada de la designación de una hermana como ministra para aliviar la pesada carga de alcalde olvidado entre los indeseables a los que no se les puede permitir salir de la pobreza pues pueden derivar en oposición. Un simple pasatiempo, una plantilla para cruzar palabras verticales y horizontales, uno para el cual, no obstante, se requiere habilidad y conocimiento del lenguaje. Tal como un scrabble sobre un tablero de 15 x 15 casillas donde gana ...