Deportado el Espíritu de la Navidad
Teódulo López
Meléndez
El espíritu de la
Navidad ha sido interceptado. Quizás un allanamiento del ICE, siglas en inglés
con que se conoce al aparato contra migrantes implementado por el Emperador.
Quizás por las vacilaciones que han convertido e Bruselas en la ciudad del sí
pero no y del no pero sí.
Se han tomado
medidas para evitar que semejante espíritu logre traspasar los espacios aéreos
bloqueados y declarados propiedad que fue robada por unos tercermundistas que
deben regresarlo a sus legítimos dueños. Igualmente se han establecido bloqueos
navales aquí y allá con el firme propósito de evitar que el bueno de San
Nicolás pueda repostar combustible frente a la imposibilidad de los renos de
salir a conducirlo, encerrados como están ante el temor de ser deportados.
El solsticio de
invierno ha sido enmascarado en extraordinarios debates europeos sobre si usar
a discreción el dinero congelado a los rusos (aunque miedo da) y la negativa de
última hora de firmar el acuerdo con Mercosur después de más de 25 años de
negociaciones. Lula advirtió que o sí o sí o no se hablaba más del asunto
mientras él fuera presidente, aunque desde Roma llamó Meloni a pedir cacao
(producto que no está en el listado del acuerdo) hasta enero por sus
problemillas con los agricultores.
Quizás haya una
alteración del tiempo, una variación que confunde, pero se está escribiendo
para el día de Navidad y no para el 28 de los inocentes. La población europea padece, Europa padece, incluidas consecuencias
psicológicas. Si bien la situación económica provoca ansiedad e interrogaciones
sobre el futuro es el marco general donde debemos buscar la irritación, la
desesperación juvenil y la frustración. Europa vive una decadencia que no
encuentra alivio en su extraordinaria historia cultural del pasado. En una
picardía, quizás extrema, suelo comentar que Europa se verá reducida a sus
museos.
Mientras tanto el Emperador llama
a su primer año el mejor de la historia y culpa de todos los males al gobierno
anterior, expresión que algunos ingenuos habían resaltado como propia de eso
que antes llamaban el tercer mundo y que, ahora, en un proceso de cambio hacia
nuevas realidades, se conoce como el sur global. De paso organiza la mayor
venta de armamento a Taiwán. Por ello, y no sólo por ello, la amenaza militar
contra Venezuela es advertida por China y Rusia como un paso peligroso de
graves consecuencias.
El espíritu de la Navidad,
originado en antiguas
tradiciones paganas celtas y nórdicas, asociadas al Solsticio de Invierno, este año aparece apagado. En su origen significaba el retorno de la
luz, en una luz divina llena de bendiciones, paz y prosperidad.
En cuanto
aquí los efectos no serán contra el poder de turno, las consecuencias serán para
nosotros (valga así dicho) en inflación, devaluación y escasez.
La fusión
entre ese origen y las celebraciones cristianas ha sido intervenida. El Papa
orará en San Pedro. Au revoir, responderá Macron, a duo con su par alemán, Tschüss,
pues deben rearmarse dado que desde las estepas viene un oso. El Espíritu de la
Navidad ha sido deportado.
@tlopezmelendez
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