El peculiar lenguaje de este tiempo y el poder
Teódulo López Meléndez
El cambio se opera frente a nuestros ojos. Ya casi podemos hablar de una producción de dividuos (término acuñado por Paul Virilio) mediante una superficie de ensamblajes. Ya se implantan microchips y las viejas instituciones del tiempo pasado bien pueden ser llamada extituciones.
Estos asomos peligrosos de control nos muestran en toda su magnitud los graves riesgos que correrá el hombre modificado de la sociedad transhumanista y nos plantean en toda su magnitud el tema del control del poder en ella. Ya estamos dejando de tener biografías para tener biodatas.
De esta manera puede decirse que ya, aunque Ud. no tenga Internet y no participe en las redes está prehendido por igual. Estamos inmersos en una pantopía donde convive todo, lo humano y lo no humano. El que controle esta vasta red será el sustituto del político y la tecnología la sustituta de la política.
Nikolas Rose (La política de la vida misma: la biomedicina, energía, y la subjetividad en el siglo XXI) introduce elementos interesantes al destacar los cambios en las investigaciones biomédicas y biológicas relativas a molecularización, la optimización, la subjetivación, la experiencia somática y las economías de la vitalidad, al tiempo que nos introduce en toda una terminología propia de estos tiempos: biopoder, la ciudadanía biológica y biosocialidad, además de la bioeconomía, biovalor, biocapital, biomorality, genetisicm, geneticiziation, la prudencia genética, la alfabetización genética, la responsabilidad genética, ethopolitics, corporal ética, biocapital ética, etc., para concluir que la aceptación de que las secuencias de ADN por sí mismas no constituyen el plan maestro de la existencia orgánica, implica como el cuerpo puede ser modificado a nivel molecular sin necesidad de la incorporación de equipos mecánicos o de robots.
Nos enfrentamos a un cambio en el concepto mismo de poder. Bien puede hablarse de microfísica del poder y definir al dividuo como un aunamiento de lo humano y de la máquina. Lo que se busca es simplemente conectar y el poder es producir más y más superficies de ensamblaje. De manera que el disenso sería gestionado para despolitizar lo aberrante siendo suficiente que el dividuo genere suficiente información para permitir el anticipo.
Los movimientos del posthumano serían flujos, píxeles corrientes de datos, gráficos. Esto es, contacto entre lo orgánico y lo inorgánico, conversión del posthumano en un flujo que circula. La subjetividad desaparece para convertirse en una posibilidad de afectar o ser afectado en una superficie de ensamblaje concreta.
Lo posthumano plantea nuevas exigencias de
libertad y lucha contra nuevas formas de dominación. Busquemos salidas, como la
recuperación de la interdependencia con otras presencias y conectándonos con
ellas hacia un discernimiento colectivo.
@tlpezmelendez

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