La reflexibidad como motor social
Teódulo López Meléndez
El hombre pierde los envoltorios protectores a los que estaba habituado y se cierra en nuevas manifestaciones de nihilismo y cinismo. No obstante, el hombre busca su interpretación. Esa vendrá dada en un personalismo social y en una relacionalidad en todos los ámbitos. Es probable –al menos lo queremos creer- que estemos en las puertas de un nuevo humanismo social.
Estímulos existen para que seamos optimistas frente a un proceso de reconsideración social del hombre. El destino indefinido es siempre incierto, pero la salida siempre pasa por un reconocimiento del sí mismo. Todo proceso de individuación conlleva a la autoafirmación y esta al pensamiento propio. Dicho en otras palabras, el hombre cínico y nihilista buscará ser protagonista de su propia historia y de la historia de los demás. El aumento del conocimiento será factor determinante de un cambio social. Alain Touraine (Un deseo de historia) estudió la aparición de los valores y como impulsan la acción de las colectividades.
El hombre de la era terminada actuaba en la incertidumbre, una que continúa, sólo que ahora, el hombre debe pasar a ser uno que está en capacidad de auto aprovisionarse de razones suficientes para pasar de la teoría a la práctica. Y ello implica un proceso deliberativo interior, uno que excede a la aplicación universal de los derechos humanos, por ejemplo, sino de la convicción pragmática de que significa libertad o moral. Así, la comunicación que sustituye a la información adquiere un rango ontológico, porque es de esta manera que el mundo podrá definirse para bien. Y para bien es que esa comunicación sea para poner frente a frente dimensiones donde los grupos sociales se obligan recíprocamente a desistir de actuar por un interés unilateral y, en consecuencia, a procurar entre todos el bien común.
Aun así, las palabras crean mundo, conforme al antiguo adagio, y se habla, por ejemplo, de economías del conocimiento para abrir actividades de valor agregado intangible. Lo cierto es que cada vez es más notoria la presencia de organizaciones sociales participando en eventos de definición del futuro lo que hace realidad el entorno habilitador. Así saltan expresiones como sociedades de la comunicación incluyentes y equitativas, el rechazo a expresiones como el de “neutralidad tecnológica”, el apelo a una sociedad visionaria, el rechazo al desarrollo basado únicamente en el rédito económico y el apelo a nuevos mecanismos para canalizar los recursos financieros de manera vinculada a la solidaridad social.
Los desafíos que el nuevo mundo plantean son tan abundantes como para retar al hombre a dejar su narcisismo, su encierro nihilista y su cinismo manifiesto en la era que termina y en este interregno de incertidumbre conservada. El paso esencial es un apelo al hombre a profundizar en sí mismo, en convertir la reflexividad en un motor del devenir social.
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