Cavilación sobre Roma

 



 

Teódulo López Meléndez

La única noticia es que el nuevo límite del hombre es la velocidad con que la noticia se produce y es transmitida, no los sucesos en sí. La noticia es el hecho mismo que nos acontece, la unificación en una onda electromagnética soberana que nos hace innecesaria cualquier movilidad. Como bien lo dice Virilio, si a usted lo que le preocupa es que los días pasan, pues deje de preocuparse, que pronto dejarán de pasar.

Ya el tiempo deja de ser éste de la sucesión del día y de la noche, este cronológico que hasta el momento hemos contado. El tiempo lo es ahora aquél de la exposición, el de la duración de los acontecimientos, el tiempo instantáneo. Esto implica que "ya no estamos", no estamos con una presencia concreta, sino con lo que Virilio llama "una telepresencia discreta".

 Estamos presentes, pero lejos, lo que elimina la duración a favor de lo "directo". Al ser así, el presente debe ser reinterpretado, pues pasa a ser una disolución de acceso a lo real. En otras palabras, el tiempo cronológico deja de existir para dejar paso a uno cronoscópico.Podíamos hablar de un día sin fin en relación con la nueva "realidad" que las ondas electromagnéticas imponen sobre nosotros, una donde la sucesión de los hechos a la que estábamos acostumbrados desaparece a favor de una "intensidad" de iluminación y un nuevo hipercentro del tiempo. Si no tenemos límite, o también, dicho de otro modo, si el horizonte convergente al que estamos habituados es sustituido por el que la pantalla nos da, no podremos imaginar.

Releo un viejo libro de Indro Montanelli, Historia de Roma. Roma, en realidad muerta como poder cuando cae el Imperio Romano de Oriente, es decir, cuando Constantinopla cae en manos de los turcos. Lo que estoy diciendo es de una sensación de inutilidad de una visión que permite mirar los acontecimientos con distancia y placidez. En buena manera vislumbró lo que los filósofos del posmodernismo llaman el "hombre estético".

Estos políticos secundarios de hoy jamás aprenderán que quienes hacen la historia que vale la pena son los creadores. Fue Polibio, trasladado a Roma como esclavo de guerra, el que se preguntó sobre el sistema político romano.

Si buscamos una fecha, tal como están las cosas, nunca será una acción "histórica" dada la mediocridad y la intrascendencia de las ideas políticas y seguramente menos una acción del espíritu dado que el apagón de la inteligencia que sufrimos es tan total que podríamos decir que allí radica el fin que los desesperados buscan mientras lo mantienen.

Montanelli se refugia en el humor o, más bien, hace de él una risueña expresión sobre la inutilidad de los anunciantes que manotean la proximidad de desenlaces transidos desde los restos de su ambición de poder

 @tlopezmelendez

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