Teódulo López Meléndez
Los venezolanos debemos comenzar una gran revisión de nuestra conducta. La revisión debe particularizarse a cada venezolano. Para ello lo primero que hay que enseñar a los ciudadanos es a reflexionar. Dar a cada quien la facultad de voltearse sobre sí mismo para salir renovado hacia los otros.
Un país que comience por la convicción de revisión en cada uno de sus ciudadanos, que avance en esta revisión particular y pormenorizada, que adquiera certidumbre de sus equivocaciones, producirá regeneraciones en el tejido del cuerpo social, acentuará su inmunidad ante las enfermedades, se hará solidario y abandonará el egoísmo, estará listo para generar su propia salida, estará disponible para el gran salto en busca de un destino correcto.
Mientras no se haya producido este remezón que conllevará a la exploración, ninguna opción será definitiva; ninguna opción podrá arrogarse y menos cumplir como opción válida. Todas las opciones llevan en sí el germen de la realidad nacional, de la realidad de crisis y drama. Todas ellas no harán entonces sino mantener dentro de la inversión actual de valores y dentro de la carencia actual de una apertura, de una salida. No podrá haber depositarios del poder que encarnen esta transformación porque se les habrá exigido, ab initio, adecuarse a exigencias viciadas y erráticas.
No significa la revisión un abandono del proceso político real, actual, inmediato y mediato. Ya hemos dicho que no se quiere ascetas ni encierros en cámara neumáticas. Lo que debe estar claro es el principio de que allí no está el todo, aunque ese proceso pueda brindas oportunidades aprovechables y circunstancias utilizables. Si el país sigue viviendo de hoy y enmarañado por una realidad no sometida a visión prospectiva, esperando de ella algo que no le puede dar, estaremos bogando hacia la repetición frustrante.
@tlopezmelendez
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