Teódulo
López Meléndez
El
concepto de sociedad llegó tarde al mundo occidental. “Sociedad” es un producto
de la edad de la razón, de la necesidad de un fundamento laico para el análisis
de las instituciones políticas, de manera que algunos pensadores se plantearon
la necesidad de separar sociedad y Estado. En este proceso andan entremezclados
ilustres nombres, como el de Locke, que comenzaron a distinguir entre la ley de
la naturaleza y ese contrato social que había dado origen al Estado y, por
supuesto, por allí se coló también la necesidad de separación entre Iglesia y
Estado.
Pronto
comenzaron a aparecer dudas de este concepto de sociedad. En el período
posterior a la revolución francesa la sociedad pasó a ser considerada como un
todo orgánico. Es lo que en la historia de las ideas se llama la “concepción
organicista”. Otro ilustre, Augusto Comte, fue el que la definió al asegurar
que una sociedad presume un sistema de opiniones comunes sobre la naturaleza y
el hombre.
Vinieron
después los denominados defensores de la “teoría del conflicto” (aunque el
marxismo se puede inscribir también aquí) que dice que los hombres deben
competir por el acceso a los recursos de la vida y que la sociedad es un
dispositivo de organización para poner en relación a esta población de
organismos. En el siglo XIX la teoría evolutiva se puso a elaborar secuencias
de desarrollo para los ámbitos institucionales de la sociedad. Era por
supuesto, el inicio de la revolución industrial. Luego Durkheim, con su
criterio de que la sociedad no puede ser considerada una mera suma de las
voluntades de los individuos, sino que es una entidad. Apareció la
psicología-social y con ellas ideas como interacción, símbolos, persona social.
Y
apareció en el escenario el concepto de comunidad, uno que ha invadido muchas
de las presentes discusiones sobre la organización política. Se sostiene, por
ejemplo, que comunidad viene de tener algo en común. Y una definición que me
gusta en especial: “Las comunidades son
una forma de solicitud”. Se asoma otro concepto que invade por todas
partes, el de transición.
Otros citan las imágenes de lo que somos hoy. Sabemos muy bien del
individualismo feroz de nuestra época. No discutamos si el hombre es egoísta o
no, lo que debemos mirar es que las posibilidades de ser egoístas puede que se
estén terminando. En resumen, pareciera que sociedad es una serie de
limitaciones a los egoísmos y comunidad un sistema positivo inventando. Quizás
deberíamos hablar de inducción de comportamientos solidarios.
Pareciera
que puede generarse una inteligencia colectiva y ello pasa por una transición a
un modelo de auto-organización. Ello también en el aspecto económico, por lo que
habla ya de una "economía sostenible de colaboración". Lo es obvio en
el campo político, pues se genera un nuevo modelo de democracia.
@tlopezmelendez
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