Pragmatismo con ideas

 



Teódulo López Meléndez

Si bien la incertidumbre ontológica o la incertidumbre social o la incertidumbre económica pueden ser citadas como permanentes compañeras de viaje, ahora, como hacía muchísimo tiempo no sucedía, nos encontramos frente a un hombre herido de ausencia de perspectivas y sin estímulos para enfrentar su desnudez. La soledad frente al futuro parece maniatarlo.

Los grandes proyectos quedaron atrás y son mirados con una sonrisa picaresca que expresa aturdimiento, desolación y hasta burla por haberlos concebido. Algunos analistas hablan de un “miedo a la vida”. La globalización encuentra su legitimidad en la simple existencia del proceso, mientras vemos a una Europa vacilante incapaz de darse las formas más avanzadas de su unión. Mientras tanto el Estado-nación vive su crisis y los viejos factores de cohesión se desmoronan. Tanto como los hechos históricos puntuales que nos tocó vivir a finales del siglo XX, la evaporación de los supuestamente homogéneos cuerpos de doctrinas (ideologías) ha lanzado al vacío a importantes grupos carentes ahora del envoltorio protector, sin que un sano pragmatismo con ideas o de ideas termine por involucrarse en la conducción hacia una meta. La verdad se ha hecho, cada vez más, el viejo concepto nietzscheano.

El pragmatismo no puede ser leído como negación de lo utópico, más bien como el desatar de una imaginación sin carriles, entubamiento o corsés de ortodoxia. El pragmatismo con ideas que reclamo como motor alterno al movimiento humano lo concibo como un desafío novedoso al hombre como sujeto y actor de la cultura, como aquel –como tantas veces se ha dicho- que se empeña en dejar huella. La nanotecnología y la robótica en general, el apoltronamiento frente a la pantalla, la inmovilidad del trayecto, pueden conducirnos a grandes cambios físicos, es cierto, pero en lo humano sigue sembrándose el único interés posible.

En la acción política hay que aprender a mirar en los hechos. Se habla de pseudomorfosis históricas cuando un peso es tan grande que impide la respiración normal, la construcción de formas expresivas peculiares como resultado de una conciencia propia que alberga en un país que quiere una nueva vivienda.

He aquí donde un político ve venir. Con pragmatismo, no con supuestas verdades irrefutables. Con la mirada en los hechos que son los que autorizan las cosas como son. Hay momentos en que se huele la oportunidad de hacer historia.  Hay que traerlos al regazo del laurel.  

@tlopezmelendez

 

 

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