De la muerte o enfermedad terminal de viejo Bretton Woods se habla desde hace muchísimos años. Los requerimientos para la transformación y adecuación de esas viejas instituciones económicas de postguerra ha sido una constante.
Tanto BM como FMI han ido perdiendo facultades. Instituciones del viejo Bretton Woods y la Organización Mundial del Comercio definieron las políticas macroeconómicas. Ejercieron un papel vigilante e interventor para procurar el crecimiento, pero la reducción de las desigualdades o la pobreza en aumento no fueron temas de su interés.
Como un Nuevo Bretton Woods (G-20) fue saludada la reunión de abril de 2009. Sin embargo, amén de la escasa participación–si se compara con los más de 40 de Bretton Woods- se dedicó a un reciclaje: Más dinero para el FMI, reflote del Forum de Estabilidad Financiera (FSF) y el Banco de Pagos Internacionales. En verdad una comisión de expertos en reforma del sistema monetario y financiero, presidida por Joseph Stiglitz, ya dejó listo el trabajo para una eventual asamblea que diseñe el nuevo orden económico global.
Quizás debamos mirar las instituciones económicas aptas para el mundo global con la misma óptica que hemos mirado la organización política. Para bien o para mal se crearon normas de gobernanza supranacional, inspiradas en el modelo descrito, pero con instituciones sin efectividad.
¿Hacia dónde vamos? Vamos hacia dos millardos de pobres. Ante un mundo no polar hay que resaltar la oportunidad de recreación de las instituciones económicas internacionales. Es aquí donde entra con fuerza la necesidad de lo que denominaremos el pacto social-global. El llamado Estado de Bienestar ha colapsado y se hace necesario defender al ser humano.
Es evidente la necesidad de reformar o de construir nuevas organizaciones globales para lo económico. Las crisis recientes pusieron de manifiesto la capacidad dañina del dinero fácil y la urgencia de acelerar la evolución del sistema financiero internacional. Ese capital voraz vivió sumido en el apetito del retorno cada vez más rápido.
Vivimos en un entorno circular en movimiento. “No hay ni comienzo ni terminación del proceso”, asegura Jay W. Forrester, considerado el padre de la “Dinámica de sistemas”. Stefano Zamagni (Departamento de la Economía de la Universidad de Bologna y experto en economía del Tercer Sector Europeo) nos recuerda acertadamente que las teorías económicas no son nunca neutrales y también que el paradigma vigente hasta ahora llamado “neoliberal” olvida esta verdad.
@tlopezmelendez
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