Teódulo
López Meléndez
Tenemos una campaña electoral sui géneris con
candidatos sui géneris. Huyamos de la palabra historia, en sus dos sentidos,
tanto de pasado como de disciplina que lo estudia.
Vamos a contraernos a acontecimientos, quizás
como manifestación azarosa. Son los que tendrán consecuencias derivadas de lo
sucedido, de lo sui géneris de su origen para vestirse de sui géneris en un
desenvolvimiento en el que vemos estrambóticas paráfrasis de la nación.
Hablar de historia es complicado. Puede uno
terminar recordándola como camino de las fuerzas económicas y de la lucha de
clases en un alud de materialismo dialéctico. O hundirnos en Nietzsche y Berlin y comenzar a disgregar sobre los olvidos que conllevan
a pensar que adelante no hay sino más de lo mismo o estacionarnos en el
consolatorio de que lo inevitable conduce a una meta deseable. Sería complicado
detenerse en la afirmación de Berlin según la cual ningún hombre puede ser
absuelto de su responsabilidad en la historia.
Ninguna culpa tenemos de saberlos encerrados en un tarjetón y a la
búsqueda de alguien que rompiese todos los parámetros de lo que los pobres
consumidores hemos entendido por campaña electoral.
“Los tiempos
están dislocados”, aún dice Hamlet, cuando se detiene a mirar los
acontecimientos en curso. Decidamos prescindir de la filosofía de la historia
en todas sus versiones y del historicismo, sólo son acontecimientos anotados al
margen, simples unanimidades o voces sacadas de la profundidad de las
resonancias.
Lo que tiene que pasar pasará. El libreto parece
escrito. El libreto se manifiesta descarado
y se asume. Y seguirá más allá de lo puntual. Y seguirá durante el limbo. Y
seguirá a la salida del purgatorio y la aparente asunción de lo celestial.
O es que aparece la Ley de Murphy es un enunciado de
lobos, para explicar los infortunios de la vida política. Rechacemos una
actitud resignada ante los acontecimientos, pues ellos sucederán ante nuestros
ojos para que terminemos reclamando los efectos de la voluntad humana. Sólo hay
que saberlos, pues ni de intuición se trata, más bien de ojos cansados de mirar
hacia adelante lo que nuestros compatriotas engendran.
Cuando estemos en ellos
recordemos el resbaladizo concepto de voluntad política y la manera de
encontrarla: iniciativas,
rigor, apoyo y continuidad de los esfuerzos. Vivamos las etapas de lo que
viene, pero se necesita de un país que sepa lo que viene.
@tlopezmelendez
Excelente. Sobre ese artículo escribí una soɓre el :Destino Histórico venezolano" con la idea de un Conversatorio.
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