Teódulo
López Meléndez
Es necesario hablar de la transición. Es necesario poner sobre el tapete ideas para discutir. Para darle sentido al debate, para abandonar el encierro en un simple patetismo insustancial.
Podría encontrarse tal inexistencia de recursos que no haya para pagar a los empleados públicos o para cubrir otros gastos ordinarios. Un nuevo gobierno será sometido a exigencias sociales mayúsculas. Estará en la obligación de crear empleo y de correr al salvamento en materia de salud, educación y seguridad. Una situación de alto conflicto.
Pienso que, aparte de un Ministro de Cordiplán y otro de Finanzas, se deberá proceder a nombrar una Comisión Económica Asesora de la Presidencia con los mejores talentos disponibles para enfrentar los retos puntuales. Amén, claro está, de una reducción drástica de ministerios.
El único proyecto económico posible de intentar ahora, desconociendo la realidad de las finanzas públicas y arriesgándonos a encontrar cifras falsas, es el de prepararnos para el trauma, estabilizar los indicadores macroeconómicos, devolver la confianza, restituir la seguridad jurídica y proceder como un buen padre de familia. Una vez logrados estos objetivos, podrá el nuevo gobierno desarrollar su propia política económica que he dicho debe abandonar el paradigma del crecimiento para sustituirlo por el de desarrollo humano, por el de desarrollo sustentable.
Antes de entrar en la segunda fase, que tendrá la inmediatez que los tiempos requieran, será necesario enfrentar serios problemas de gobernabilidad provenientes de la estructura misma del Estado y de una frondosa legislación heredada.
Otra cosa que es cierta es que la división político-territorial de la república no responde a ningún criterio de desarrollo y menos a hechos históricos relevantes. No nos olvidamos hay antecedentes, pero de allí debemos mejorar. Podemos ir la creación de cinco Consejos Regionales de Desarrollo (Centro, Oriente, Andes, Llanos, Centrooccidente y posiblemente un sexto específico para el Zulia) integrado por los gobernadores y alcaldes. Nadie mejor que los alcaldes para pelear por una distribución presupuestaria equitativa que haría bajar el poder al ente local. Esta medida procuraría comenzar a llevar alivio al interior, sumadas otras descentralizadoras que bien pueden encontrarse para los recursos.
Pongamos ideas generales e invitemos de allí a lo complejo. Hablemos de construir.
@tlopezmelendez
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