La medición del tiempo

 



Teódulo López Meléndez

Lo de celebrar la entrada de un nuevo año no ha sido una costumbre que podamos considerar ancestral. En verdad lo fue por vez primera en 1582 cuando el 1 de enero fue considerado Año Nuevo gracias al Papa Gregorio quien implementó el llamado calendario gregoriano vigente hasta nuestros días.

Se celebra, así, la vuelta de nuestro planeta alrededor del sol que en verdad se tarda 365 días y 6 horas, por lo que estamos celebrando cada vez una vuelta que no lo es, puesto que para enmendar cada cuatro años se suman esas horas y resulta un día más, lo que da lugar a un año bisiesto. Estamos sembrados en la imprecisión en cuanto a eso de desearnos felicidades a las 12 de la noche del 31 de diciembre.

Es que el hombre no ha logrado controlar el tiempo por lo que se ha dedicado a medirlo. Había que hacerlo, por la importancia que tenían las estaciones por las migraciones y las cosechas, de manera que se fue sofisticando, dividiendo en semanas, días y horas. Así se internó en las salidas y puestas del sol, en la luna, en los planetas que avistaba y también en la construcción de edificaciones orientadas hacia el brillante astro.

Al fin y al cabo, es el tiempo el que termina controlándonos. Las noches de los 31 de diciembres se forjan nuevos propósitos o arrepentimientos, se formulan promesas y se lanzan las felicitaciones con los mejores deseos como si se asistiese a un recomienzo de los relatos y las fábulas.

Deberíamos comprender los venezolanos que en el 2024 no se realizarán unas elecciones normales, esto es, unas donde compiten diferentes puntos de vista entre los cuales escoger, sino simplemente la continuidad de lo existente o un cambio de gobierno, cuando conocemos ya como la piensa este último.

Si es así, el cambio no debería tanto preocuparse por quien lo encabece, sino por lo que deberá hacer. Esto es, no puede permitirse el elegido lanzar sus propias inclinaciones sectarias, sino ejecutar un programa con las medidas a tomar, uno previamente consensuado, pues lo que viene no será el gobierno de una parcialidad o partido, sino uno unitario de transición.

Deseos para este país encabezarían una larga lista. He aquí uno que puede englobarlos: La clarificación de lo que se hará. Allí puede que esté el magín de un Feliz Año Nuevo.

@tlopezmelendez

Comentarios

  1. Así es. No tenemos claro la precisión del tiempo ni nuestros deseos.

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