Teódulo López Meléndez
Esto de Venezuela es lo que podríamos denominar un “conjunto borroso”, uno donde habría que cambiar el abordaje analítico con otros conceptos para sustituir los mismos resultados, en nuestro caso la consabida frase de “no hay salida”. Hemos perdido la capacidad de multiplicar los enfoques y actuamos desde una mirada tradicional que preside como el cuento de la zanahoria delante.
El concepto de poder, por su parte, se ha hecho vacuo, es decir, inútil arrastrando consigo a las luchas por obtenerlo, como es lógico en todo proceso de degradación. Ya no se mira a las formas políticas de organización social como paradigma emergente que siembre la posibilidad de un objetivo a alcanzar. La identidad entre poder y dominación ha llevado a este dañino paradigma del poder como “poder sobre”. Los rasgos del poder desafiado por una cultura que llama al intelecto a “empoderarse” en imbricación con los demás del devenir histórico apunta ahora al nuevo paradigma del poder como “poder hacer”, uno que podemos definir como el poder como un derecho de creación.
Venezuela se ha convertido en una agencia de publicidad. Lo que prevalece es el decorado, la forma de vender el producto, la repetición de la “cuña” publicitaria. Así se ha construido sobre el territorio nacional una inmensa campana de plástico. Hemos pasado a ser un espacio cerrado, uno donde no hay circulación del aire, uno donde las exhalaciones van viciando lo que respiramos. Nos hemos convertido en plástico con un escenario de cartón piedra y anime.
Explicar significa hacer entender al paciente melancólico la causa de su melancolía, hacerle entender que se hipnotiza con el aire viciado, que es necesario hacer brotar la creatividad desde los restos de energía y que es necesario reinventar, redescubrir, reformular.
La posibilidad está, pues, en trastocar esta forma de pensar, de torcerle el brazo, de reventar el lenguaje habitual. Mientras sigamos en las lecturas lineales sólo florecerá el “humor” que esconde, las conclusiones de la imposibilidad y la visión del poder desde un ángulo trasnochado. Entiendo que enseñarle a un país a pensar es tarea nada fácil, pero las burbujas que envuelven a una república a veces son frágiles y se pueden pinchar con el verbo repetido.
@tlopezmelendez
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