Teódulo López Meléndez
Muchas cosas se aferran a
formas caducas y cuando menos lo esperan una espita se abre y se desinflan. Lo
mismo le sucede a sistemas políticos que ignoran la renovación y el cambio.
Pueden durar hasta la edad madura -50 años se mantuvo el sistema político
venezolano conocido como ‘etapa democrática”- o languidecer de adolescentes e
incluso de niños.
Sobre las ruinas de lo
anterior se conforma lo nuevo, para bien o para mal, y a la amalgama hay que
ponerle nuevas ideas y conceptos, pues bien puede suceder que se elabore una
mala copia del pasado lo que conlleva a males mayores. La corrupción,
enfermedad que liquida a muchos procesos históricos, proviene de herederos
políticos que se dedican al gasto y al gesto ilimitados.
La obra humana se
desgasta como los cuerpos lo hacen al paso del tiempo. La vida de un hombre
puede resultar en extensión insignificante frente a la duración de los procesos
históricos, aunque hay procesos que no llegan a la vida de un hombre. Pueden
parecer sólidos- y en algunos casos lo son- pero el fin llega con una rapidez
que los sorprende.
Las concepciones que
dieron origen a las bases del sistema democrático han permanecido inalteradas
más allá de lo conveniente y hacen agua. La organización política que conocemos
se deshace empujada hacia el closet por un cansancio obvio y manifiesto que los
gobernantes no comprenden y por las exigencias propias de un cuerpo que
necesita estructurarse con nuevos ingredientes.
En el caso de este
preciado sistema político llamado democracia el óxido se ha amontonado hasta el
punto de formar palancas que trancan el accionar de las ruedas con la
consecuente usurpación a la gente y el enquistamiento de una clase
usufructuaria.
Todo se envejece. Se
envejecen las políticas asistenciales, por ejemplo, en especial aquellas
destinadas a crear y mantener clientelismo mientras brilla en la ausencia la
inteligencia opuesta que cree y enseñe a protagonistas.
Ser viejo no es una rara avis, afirmación aplicable al ser
humano, pero sobre todo a sus construcciones. Y para ser repetitivo es en el
campo de la política donde debemos vigorizar a toda prisa, mientras la rara avis pasa a ser ahora encontrar un
gobernante lúcido –o un aspirante a serlo- que lo entienda.
@tlopezmelendez
Me parece muy cierto su comentario , 🤗
ResponderEliminarCorrecto y Exacto!
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