Teódulo López Meléndez
El progreso fue presentado como el logro, lo
tangible que habría de cobijarnos. Quizás debimos estar atentos a que sería de
inteligencia artificial. El hambre campea, los poderosos evaden el tema del
calentamiento global, millones de refugiados tratan de encontrar cobijo.
Como nunca se habla y se defienden los
Derechos Humanos, mientras a más seres se les violan. Se declara sobre ellos y
se le adjuntan denuncias y documentos, pero allí siguen los tormentos.
El siglo XXI se aprestaba a las grandes
uniones continentales, pero ahora tenemos nuevos brotes de nacionalismo, de
racismo y xenofobia. La política se aleja de todo sentido ético para
convertirse en esfuerzos por perpetrarse en el poder.
Los pronósticos sobre los caminos no son
optimistas. En el siglo XX se “resolvió” con dos conflagraciones mortales. A
estas alturas del 2023 la interrogante es cómo se enfrentará la caída de los
mensajes pletóricos, aunque recordemos que las guerras globales han sido
sustituidas por las locales, con una organización mundial que se estableció
para prever la guerra entre Estados, siendo hoy al interior de los Estados. No
obstante, en Ucrania se hace la presencia, pero para que otros luchen sin
involucrarlos.
Han cambiado muchas cosas en el enfoque de lo
cotidiano, como, por ejemplo, el trabajo. Uno observa el comportamiento de los
jóvenes (millenial, zeta y algún otro nombre dado por la sociología) y
encuentra cansancio, hasta tal punto que quizás sea una combinación de
aburrimiento y cansancio lo que hace al hombre de hoy. Sin excluir exigencias
de otro tipo, estos elementos están presentes en muchas de las rabias sociales
que han estallado por el mundo, incluida América Latina. Sumemos la percepción
de injusticia.
El líder populista, frente a lo evidente, ha
sido la única respuesta que la política nos ha suministrado. La literatura
tiende a hacerse guion cinematográfico y la filosofía nos cuenta el hartazgo.
Las preguntas sobre el devenir del Ser son cosas del pasado.
Son ciclos, no lo discutimos, sólo dejamos
constancia de estar en uno. Como es patente que mientras se proclama no querer la
reaparición de la guerra fría se incentiva el conflicto caliente, lo que va conformando
un cuadro patético de premoniciones.
@tlopezmelendez
Siempre recuerdo nuestros encuentros en Caracas.
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