Teódulo
López Meléndez
Venezuela
está agotada. Frente a nuestros ojos está la posibilidad de una nueva que
requiere de imaginación y de inteligencia para que tenga un nacimiento normal y
para que el feto no presente deformaciones.
Es
en el campo de la política donde debemos rejuvenecer a toda prisa, mientras la
rara avis es ahora encontrar un dirigente lúcido o un aspirante a serlo. Basta
por iniciar la comprensión de una realidad múltiple, contradictoria y
complementaria e interrogarnos si nuestras creencias nos han conducido a algún
resultado concreto. Si la respuesta es negativa ya estará abierta la espita
para el abandono de los paradigmas inservibles. El proceso en su final sólo
puede ser medido en largo tiempo, pero la decisión de cambiar la mirada o
simplemente de interrogarse sobre ella tiene consecuencias a corto plazo.
No
se está haciendo política. No la logran entender como una especificidad de
acción. Si se mantiene en un territorio evanescente la política se hace
innecesaria.
Puede
generarse una inteligencia colectiva y un modelo de auto-organización,
aplicable hasta en el aspecto económico, por lo que ya se habla de una
"economía sostenible de colaboración".
Esto de
Venezuela es lo que podríamos denominar un “conjunto borroso”, uno donde habría
que hacer un abordaje analítico con conceptos como caos y fractales. Es
necesario plantearle al país que existe una “virtualidad real” en la cual
cambia el concepto de poder y las experiencias engendran nuevas realidades.
Hemos perdido
la capacidad de multiplicar los enfoques y actuamos desde una mirada
tradicional que preside a los dirigentes como el cuento de la zanahoria
delante. Hay que recurrir a una dinámica no lineal, a la invocación de análisis
capaz de partir de una dinámica caótica, hay que fomentar un sistema
organizativo autógeno, dejar claro que las élites no monopolizan, que
las instituciones -todas ellas- no sólo sirven para preservar privilegios.
Por supuesto
que las diversificaciones diarias se disparan desde el pesimismo de nuestros
compatriotas frente a la realidad que ven como inmodificable, hasta el reclamo subyacente
del país, unos que pocos detectan, sin percibir que en él la realidad agobiante
tiene la esencia para pasar a ser una realidad edificante.
@tlopezmelendez
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