Teódulo López Meléndez
En Venezuela, por razones generales y específicas, estamos
viendo una multiplicación delictiva.
El asunto del delito no es simple. Está enmarañado en las
relaciones sociales y políticas. Existen el crimen organizado y el crimen
ordinario. Los más actualizados teóricos del delito se centran conceptualmente en
el problema de la criminalidad como empresa.
Dedicar todos los recursos necesarios al combate contra la
inseguridad es una exigencia manifiesta.
La delincuencia, ya parece una obviedad decirlo, se combate
con educación, salud, empleo, con una determinación de acabar con la
discriminación y la exclusión, por lo que toda lucha contra el delito y la
inseguridad va inserta también en el programa de lucha contra la pobreza.
Hay que prevenir, como primera política, y en ella deben
participar todas las instituciones y de manera especial la ciudadanía. Si en
este país todas las denuncias se formulasen nuestros índices delictivos se
dispararían, pero no se denuncia porque no se tiene confianza, porque los
ciudadanos o no son atendidos o lo son mal.
Pero hay muchas cosas que se pueden adelantar. Debemos
admitir que tenemos tribunales penales insuficientes, retraso procesal,
cárceles como escuela del crimen, pero en la labor preventiva se pueden
determinar factores como escasez de alumbrado público, puntos ciegos, drogas,
armas y muchos más.
Muchos funcionarios hacen hincapié en patrullas, motos y
bicicletas para los agentes y eso está muy bien, pero debe regresarse al
policía de punto, al que conoce su pedazo de ciudad, está familiarizado con los
vecinos, se ha ganado su confianza. Aquí hay que aplicar el principio de
impunidad cero.
Hay que formar criminólogos, dado que en este país
cualquiera es el director de una cárcel. Un criminólogo es aquel que se dedica
al estudio de la delincuencia desde su propia disciplina, pero una que
contempla la sociología, la psicología, el derecho y la antropología. Con ellos
otros organismos del estado deben coadyuvar porque me permito recordar cómo se
ha establecido que muchos barrios peligrosos se caracterizan por la falta de alcantarillado,
de energía eléctrica, por citar sólo un par, más el desempleo juvenil.
Sin seguridad todo el entorno se hace enemigo de un progreso
sustancial.
@tlopezmeléndez
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