Derrotar la pobreza

 



 

Teódulo López Meléndez

 

Mucho se ha discutido sobre el concepto mismo de pobreza, uno especialmente centrado en lo económico, pero con implicaciones políticas y sociológicas. Ser pobre es tener la imposibilidad de acceso a la satisfacción de las necesidades físicas y psíquicas básicas.

 

Es evidente que la lucha contra la pobreza requiere un enfoque integral pues no podemos limitarla a la falta de ingresos sino ubicarla en la falta de oportunidades, de seguridad y participación en las decisiones. En lo específico venezolano creemos que debemos acelerar ese combate desde dos ángulos prioritarios: centrarlo en la mujer y en los programas microfinancieros y de desarrollo local, lo que debemos enmarcar en una Ley General de Desarrollo Social.

 

Propongo trazar un Programa Nacional de Solidaridad para involucrar no sólo a la empresa privada sino a la población toda, como para aprovechar oportunidades de empleo y capacitación voluntaria e implementar un método de trabajo comunitario entendible. No se trata de asistencia, se trata de ayuda estructural y además condicionada: todo el que quiere reivindicaciones deberá pagarlas con su superación personal.

 

Hay que recurrir a la microempresa. Y la prioridad en este campo deben ser las mujeres. Cuando hablo de mujeres es obvio que estoy pensando en los niños. Debemos ir hacia el análisis socioeconómico de región por región, de zona por zona, de barrio por barrio y una cosa sumamente importante: la identificación de los patrones culturales y el consecuencial estilo de vida imperante en cada sitio, la determinación de programas sobre esos sitios con pobreza absoluta o pobreza relativa, la especificación sobre pobreza educativa y la pobreza de servicios y la pobreza de seguridad social. Vacunación, contaminación, limpieza urbana, nutrición, evaluación de antecedentes de enfermedades, evaluación de criminalidad.

 

El desarrollo humano es aprendizaje. Aquí se trata de fomentar la movilidad social ascendente y la introducción de educación y cultura como fuerzas impulsoras del desarrollo. Se trata de fomentar la movilidad social y la autogestión comunitaria. Se trata, en suma, de ejecutar un acto de justicia que implica la dignificación de una población dejada sin sentido y a la cual hay que hacer protagonista.

 

@tlopezmelendez

 

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