Teódulo López Meléndez
Toca invocar la música mexicana, las rancheras, aunque preferiríamos a
Chabuca Granda, para referirnos a los amores que matan. O volver a Gringo
viejo con Carlos Fuentes en ese viaje al revés para unirse a las tropas de
Pancho Villa.
A México, sí, pues allí son devueltos los compatriotas que no se han
muerto en las aguas del Río Grande o han caído víctimas de los “coyotes” cuyos
ingresos provienen del tráfico de seres humanos. A México, sí, pues allí hubo
en una época unas conversaciones desoladas entre partes. A México, sí, pues
desde la mitad de los puentes nuestros compatriotas son devueltos de Estados
Unidos, pues no se aceptan a pie sino responsablemente en avión si algún gringo
bueno asume su mantenimiento. Basta mirar los requisitos que se piden para
asumir tal bonhomía, como declaraciones de impuestos, propiedades, ingresos,
radiografías ante el fisco.
Los declarantes sostenidos por Estados Unidos alegan que parar ese
desguace de 7 millones 100 mil compatriotas migrantes sólo puede lograrse
saliendo del presente, mientras establecen primarias para terminar de dividirse
y de interinos ejercen al tiempo la condición de precandidatos.
Estados Unidos se ata al pragmatismo electoral. Esos venezolanos
molestan a los electores, los perversos gobernadores republicanos de Texas y
Florida los expulsan hacia la residencia de la vicepresidenta y callarles la
boca implica recuperar los procedimientos establecidos en el gobierno anterior.
Incapaces de modificar políticas siguen con la ficción de que aquí hay un
gobierno interino.
No refiramos el origen de esta postura, refiramos, sí, que ese bodrio
es hoy inaplicable y, peor aún, es una de las causas fundamentales de que la
oposición ande como ande. Incapaces de reformular políticas los gringos nos
otorgan amores que matan. Los propietarios y los empleados locales tienen una
deformación de tiempo: claman por elecciones ya mientras se aprestan para el
2024.
Otros hemos propuesto acuerdos concretos, como uno que implique el uso
de activos congelados, bajo supervisión de la OMS y de la OPS, para atender la
crisis hospitalaria, pues muchos se van a buscar la vida y no precisamente en
sentido figurado. Pero eso es “estorbar”, pues si algo ninguno quiere son
estorbos.
@tlopezmelendez
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