La protección ambiental como desarrollo sustentable

 



 

 Teódulo López Meléndez

 

 Se multiplican las cumbres sobre la salud del planeta, con resultados generalmente magros, y las circunstancias geopolíticas hacen olvidarla pues lo que los gobernantes temen es la agitación política interna derivada de la escasez de combustible y de su precio.

 

Los Estados privilegian los ingresos, las emergencias fiscales, llámese explotación de oro o de concesiones sobre áreas protegidas.

 

El problema es de alta complejidad y debe incluir también la contaminación tanto en el agua como en el suelo como en el aire, la pérdida de capa fértil, la extinción de especies, la deforestación, la desertización.

 

En Venezuela encontramos textos legales sobre la materia, entre los cuales dos decretos presidenciales de 1990. El primero destinado a proteger las reservas forestales, autorizando el desalojo o reubicación de los ocupantes de tales reservas y de lotes boscosos y el del 5 de marzo del mismo año que prohíbe la realización de actividades contrarias a los fines de su creación en reservas forestales y lotes boscosos. Antes, en 1976, el decreto 1569 se prohibía el pago de indemnizaciones por desalojo de las reservas forestales. Más atrás tenemos la Ley Orgánica del Ambiente, de 1966. La Ley Forestal de Suelo y Aguas y su reglamento también de 1966 destinada a la protección de los bosques. Existe la Ley Penal del Ambiente de 1992, así como la Ley para la Ordenación del Territorio de 1983 y el decreto 1257 de 1996 sobre evaluación de actividades susceptibles de degradar el ambiente. Aplíquenlos.

 

Hay que incorporar la conservación ambiental al concepto de desarrollo sustentable. Hay que crear un Tribunal de Faltas Ambientales. Y más allá de lo meramente legal la conciencia de esta protección como base del desarrollo sustentable. Las emergencias fiscales no autorizan ni justifican la depredación de zonas vitales. Los crímenes ecológicos crímenes son.

 

Ha faltado la conciencia de que la cuestión ecológica puede convertirse en una centralidad estratégica de emancipación social. Por una razón muy sencilla: la crisis ha mostrado, por ejemplo, la ruptura de una concepción lineal de la historia, del mito del progreso en ascenso indetenible y de la concepción del hombre como un individuo abstracto.

 

@tlopezmelendez

 

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