Teódulo López Meléndez
Cada uno de nosotros tiene su propio paradigma. Cuando muchos tienen uno
igual hablamos de paradigma social, uno que marca y determina el comportamiento
del colectivo frente a la visión global de su mundo y frente a las
circunstancias.
Mientras lo hacemos se acumulan las paradojas, esto es, percibimos que
nuestra manera de ver el mundo nos devuelve resultados contradictorios que
parecen negar lo que pensamos. Esta contradicción nos sume en un estado de
intranquilidad que llamaremos acumulación de dilemas, entre otras razones
porque podemos llegar a la conclusión de que mientras más trabajamos para
cambiar lo que nos molesta menos resultados obtenemos.
Cuando hay naciones en graves procesos políticos la gente desahoga su
malestar sin darse cuenta que puede estar enfrentando el peligro desde
paradigmas inservibles. El dilema en que se sume no le da para entender que
debe cambiar de mirada sobre la realidad si quiere superar la impotencia que le
permite concretar el cambio.
Tomemos, pues, a un conglomerado humano con sus creencias para decirle
que un paradigma nuevo se instaura cuando los vigentes no pueden resolver los
enigmas. Y para decirle que suele sucederse una incapacidad para ver fuera de
los límites marcados por el paradigma ya inservible.
Ciertamente todo paradigma es temporal. Ahora bien, para un cambio de
paradigma es obvio que se requiere pensar. Pensar comienza por dejar de lado
los caminos lineales, porque la carretera recta nos llevará siempre al mismo
lugar, generalmente el fracaso. Ello podría llevarnos a dejar de lado un
reduccionismo que sólo percibe la fachada de un proceso histórico-social, lo
que a su vez nos conduce a la desesperación –visto fracaso tras fracaso- que
podemos traducir como el convencimiento de la irreversibilidad de aquello que
enfrentamos. Podríamos traducirlo como abandono de tomas fotográficas
instantáneas y su sustitución por una idea de permanente flujo.
Cuando se hace obvio de toda obviedad que se requiere ese salto
cualitativo llamado cambio hay que mirar con atención cómo hemos mirado la
realidad política y la realidad real que hemos contribuido a forjar con nuestra
propia mirada. Así podremos comenzar a abandonar el gueto y nuestra propia
existencia fraccional.
@tlopezmelendez
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