Teódulo López
Meléndez
Los
norteamericanos están manejando el tema de la recesión con ojos electorales. Se
niegan a admitirla ante la vecindad de la confrontación de mitad de período.
Están frente a
la caída del PIB en un 0,9 %, con dos trimestres consecutivos de crecimiento
económico negativo. La inflación se acerca al 10 % y para frenarla se alza el
costo del dinero, pero esta receta es menester manejarla con cuidado, en
especial en esta combinación de pandemias, guerra en Ucrania con sanciones y el
uso político de la economía, más la crisis de distribución y la escasez de
insumos básicos.
Los elementos
son muy variados, como el impacto sobre la mano de obra y los anteriores
subsidios que se establecieron para atender la crisis del Covid. Un ejemplo
claro es el tráfico aéreo donde hubo despidos y baja de salarios, hasta el
punto de ver huelgas con miles de pasajeros varados y una industria del turismo
en caída libre afectando a aquellos donde la presencia de turistas alcanza un
alto grado del PIB.
Hay particularidades,
sobre todo en Estados Unidos, donde se contradicen ofertas de empleo con un
alto número de desempleados que acuden por subsidio federal. Podemos recurrir a
explicaciones como bajos salarios o los nuevos hábitos como el trabajo desde
casa. La recesión está y se alargará hasta el 2023. Quizás más. Posiblemente con
recuperaciones que conlleven a otra caída.
La economía se
está desacelerando para que baje la inflación, pero hay más productos en las
estanterías frente a una normal defensa de los consumidores. Biden dirá, junto
a Jerone Powell, jefe de la Reserva Federal, que no es probable haya recesión,
pero las causas subyacentes ya las hemos mencionado.
Ahora bien,
Europa se enfrentará a un invierno impactante, no sólo por las temperaturas
sino por la falta de gas, lo que podría hacer saltar por los aires esa aparente
unidad de la cual retrocede a cada rato para evitar o aplazar la ruptura.
El impacto en AL
es previsible. El fortalecimiento del dólar en países endeudados en esta moneda
y los intereses más altos harán lo suyo. Agreguemos que la inflación reduce los
envíos de remesas. Y al revés: fuga de capitales hacia Estados Unidos y
desaceleración de las exportaciones a mediano plazo, pues el ahora es simple
ahora.
@tlopezmelendez
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