El asunto país

 



Teódulo López Meléndez

 

El país está, en mente y alma, como su realidad física. Hay una obsolescencia en la cual el principal elemento de conformación, el lenguaje, se muestra desfasado y si a algo hay que ir para percibir los sustratos es a la palabra.

 

El específico de la política nos dice de la organización social y de sus funcionamientos donde hay que incluir la conformación del poder y, obviamente, de su búsqueda. Con sus usos se va conformando esa sociedad específica.

 

Si bien el cuerpo social produce a sus dirigentes, ellos, a su vez, reafirman el deterioro del origen en una caída conjunta que eleva la mediocridad, sustituye a la inteligencia, entroniza el lenguaje empobrecido con el que se dirigen a una población que comienza a concientizar que esa estructura es del pasado y que la expresión debe hacerse al mañana.

 

Los pueblos son lentos en la reabsorción de esta conciencia, en percibir que la única manera de solventar el presente es delineando el futuro. Poco a poco perciben se les está hablando desde la postura del agotado, desde un alarido por internarse aún más en el ayer.

 

El lenguaje se traduce en práctica y así vemos una dirigencia no sólo heredando los viejos vicios sino multiplicándolos, una que, sin formación, les dice que hay que cambiar a los detentadores del poder, pero no la concepción del poder y de su ejercicio.

 

Los pueblos comienzan a intuir que si cambian estos por aquellos lo que encontrarán será cambios de nombres en los ineptos y en los corruptos, una simple repetición deslastrada nada más que de la obviedad de las violaciones a los derechos fundamentales.

 

Los pueblos no son sabios de origen, tienen a equivocarse con inusitada frecuencia, por lo que siempre les resultan dificultosos los avances, la decisión de limpiar y proveerse de nuevos liderazgos incubados en su seno y provenientes de la nueva conciencia.

 

A los pueblos en tal estado no se les halaga, por el contrario se les contradice. No se puede nadar con la corriente, es menester ir contra ella, para lograr saltos cualitativos. Los pueblos suelen despertar y entonces se producen los avances humanos, si se impide caigan en el azar.

 

El país venezolano de hoy bien vale que se le desafíe. Si no encuentra el rumbo de inmediato al menos tendrá las señales del porvenir.

 

@tlopezmelendez

Comentarios

  1. Comparto su visión del país en su texto, y brevemente lo resumo en la expresión "...los pueblos deben atreverse a nadar contra la corriente..."

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