Teódulo López Meléndez
La sociedad venezolana es víctima de los males
originados en la democracia representativa, una que no evolucionó hacia formas
superiores. La sociedad venezolana se acostumbró a delegar y se olvidó del
control social que toda sociedad madura ejerce sobre el poder. Lo es también por
la distorsión ideológica y la personificación del predestinado.
He aquí la necesidad de un nuevo lenguaje, la
creación de nuevos paradigmas que siguen pasando por lo social y por la
psiquis. Partimos, necesariamente, de la convicción de que las cosas como están
no funcionan y deben ser cambiadas (psiquis) y para ello debe ofrecerse otro
tipo de sentido. La segunda (social) es hacer notar que la persona puede
lograrlo sin tener un poder explícito (control de massmedia, un partido, o
cualquier otra de las instituciones que tradicionalmente han sido depositarias
del poder). Se trata de producir un desplazamiento de la aceptación pasiva
hacia un campo de creación sustitutiva.
De esta manera hay que olvidar la terminología
clásica. El máximo valor no es un Poder Constituyente. Lo es un Poder
Instituyente, lo que no quiere decir que no se institucionalice lo
instituyente, para luego ser cuestionado por una nueva emersión de lo
instituyente. La democracia es, pues, cambio continuo. Todo proceso de este
tipo transcurre –es obvio- en una circunstancia histórica concreta. En la
nuestra, en la de los venezolanos de hoy, no podemos temer a lo incierto del
futuro. El único futuro incierto es el de la incertidumbre.
Al hablar de ciudadanía instituyente no me
refiero a un mito fundante. Me refiero a un agente que impulsa permanentemente
una democratización inclusiva. Ello provendrá de la toma de conciencia de una
necesaria recuperación (no del pasado, en ningún caso), sino del sentido. El
país deberá liderar una lucha contra las distorsiones, una basada en una lógica
alternativa. Pasa porque los ciudadanos tomen como nueva norma de conducta la
no delegación, lo que a su vez implica la asunción del papel redefinidor lo que
la hace responsable en primer grado.
Se basa en un proyecto de transformación social
mediante la creación de formas de sociabilidad inconformistas, la reinvención
de la ciudadanía y la maximización de la participación política.
@tlopezmelendez
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