El retorno de la incertidumbre

 



Teódulo López Meléndez

“Cuando la política desaparece viene la policía”, es frase de Rancière y no es la primera vez que la utilizo. La he usado en las descripciones de la crisis del Estado-nación -y de la nación misma- o en las miradas a la complejidad social (recuérdese el grado extremo de pobreza de la población mundial y las migraciones), como punto de inflexión del lema de “identidad nacional” como elemento de cohesión y pertenencia; en este sentido se pone en duda que tal complejidad pueda reducirse a una sola voluntad colectiva. La segunda es que el viejo asunto de la mayoría decidiendo en democracia con el acatamiento de la minoría ha pasado a ser una entelequia y, en consecuencia, la idea misma de representatividad válida se diluye. En otras palabras, no hay nadie que represente lo que podríamos denominar “intereses generales”. Eso hace saltar por los aires infinidad de conceptos sobre los cuales se ha basado la democracia. Más claro aún: se está tornando imposible definir una “identidad social”. Antes pertenecer a un partido, por ejemplo, nos dotaba de una identidad. Ahora no, lo que se extiende a la realidad política mundial. Vivimos en lo que Lipovetsky llamó “la era del vacío”.

Para Gauchet estaríamos entrando en lo colectivo sin colectivo, esto es vamos hacia una democracia contra sí misma y lo explica arguyendo que antes se conjugaban en la ciudadanía lo general y lo particular, o lo que es lo mismo, cada uno asumía el punto de vista del común desde su propio punto de vista. En lo que ahora tenemos prevalece la disyunción: cada uno hace valer su particularidad, el ejercicio de la política basado en la “demagogia de la diversidad”.

Rancière nos propone rescatar la política como “fenómeno pensable”, en su “operatividad como acontecimiento”. Es decir, liberarla del sentido centrado en una filosofía de la historia y de su carácter superestructural. Acontecimiento es lo que detiene la mera sucesión de los hechos y exige una interpretación, es lo que intuye el conflicto. Agreguemos ahora el uso de la fuerza, lo que nos retrotrae de los conflictos internos de nuevo a los conflictos entre Estados. Parafraseemos diciendo que cuando la diplomacia desaparece vienen los ejércitos. Retorna la incertidumbre como anagrama.

@tlopezmelendez

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