Teódulo López Meléndez
Ya no estamos en una sociedad
industrial. En consecuencia las formas de poder son otras. Lo que hay que
entender es que la política dejó de ser un espacio de acción individual o
uni-organizativo para convertirse en una gran red de redes de transmisión de
información, creación de coaliciones y alianzas y en articulación de presión
política.
Lo que le sucede a la Venezuela
actual es una asunción inconsciente de los factores que la hacen sumirse como
pilar de ese modelo. Más aún, cree que la salida está en volver a los del
pasado, manifestándose así como un observador protegido en el ayer y no como un
participante capaz de crear vida. En otras palabras, la Venezuela de hoy
desconoce una de las enseñanzas claves de la cuántica: la interrelación entre
pensamiento y realidad. Todos los experimentos neurológicos han demostrado que
el cerebro no hace irresoluciones entre lo que ve y lo que imagina, lo que
quiere decir “fabriquemos nuestra realidad” desde nuestras experiencias y desde
nuestro pensamiento.
Esa invasión de la realidad
pasada hace del conflicto mismo una expresión falaz. Todo pasa a dominio del
conflicto, todas las relaciones sociales están interpenetradas y se llega a
hablar del destino que tocó en suerte a ese cuerpo social específico como fatalidad.
Como los órganos del poder se han puesto al servicio del conflicto no hay
adónde acudir en procura de un equilibrio de respuesta justa, el poder actúa de
manera omnímoda haciéndose él mismo el administrador de una fuerza que excede
hasta el mismo Leviatán del que hablaba Hobbes. El hombre común pierde todo
sentido de seguridad y quienes pretenden restituírsela sólo alcanzan a
balbucear el regreso de un viejo entramado que sólo lleva a una disposición
anímica de desamparo y, con la tecnología de hoy, a una descarga anímica
incongruente en las redes sociales, descarga que contribuye grandemente al
engorde del conflicto.
Las viejas formas siguen
planeando por encima de una sociedad civil débil. En el campo del sistema
político la democracia comienza a ser mirada como una degeneración populista,
como un tropiezo. O aprendemos las nuevas formas de los pactos sociales o nos
quedaremos en un velorio interminable de un viejo orden que no resucitará.
@tlopezmelendez
Y de eso, en cambio, están muy conscientes los asesores comunicacionales del gobierno! Gracias
ResponderEliminarTenemos que entender que hay sentar las bases para el nuevo País que queremos y en el que vamos a vivir en lo adelante y dejar la añoranza de un pasado que ya no volverá
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