Teódulo López
Meléndez
“Mientras” se convierte en un
adverbio denominador en toda la extensión de un diccionario: “Durante el mismo
período de tiempo en el que ocurre otra cosa y de forma simultánea a esta”.
Mientras la democracia muestra
evidentes retrocesos se convocó a una cumbre virtual. Mientras Estados Unidos
deja de ser un ejemplo democrático, un senador bloquea los planes de Biden,
cuidándose, dado que, en el estado del que proviene, Trump ejerce aún una
influencia notable.
Concesión a un diccionario que se
“apertura”, el citar a la RAE. Quienes tenemos el hábito de seguirle la pista
al mundo, y no sólo porque termine esta medición de la vuelta de un astro sobre otro, no podemos manifestar certeza
sobre este conteo que varía de religión en religión. Mientras, esperaremos que
el nuevo telescopio nos diga sobre la primera luz de las estrellas, los poetas
nos adelantamos buceando en el espacio sideral.
Mientras, me doy cuenta de un
papelito al lado de la laptop donde he anotado “computación en la nube, litio y
silicio, aprendizaje cuántico, 5G, semiconductores” y, así, derivo a imaginarme
este país, mientras los “constitucionalistas” discuten si lo que no existe
violó la Constitución al eliminar la “separación de poderes”, lo que me hace
derivar hacia mi afirmación reiterada de un exceso de abogados y de una
carencia de políticos. Mientras, procuro alejar el pensamiento de lo que muchos
ya llaman “la enfermedad del constitucionalismo”. Es que, mientras, se inicia
con el TSJ un proceso muy parecido al
cumplido con el CNE.
Mientras, lo que se requiere es
retomar el diálogo en México y olvidarse de patrañas revocatorias que sólo son
esfuerzo de un par de revivir, no vaya a ser que el oficialismo avance solo (incluyan
liberar presos políticos).
Coloco los análisis sobre el
reacomodo del poder mundial, desde todos sus ángulos (personas, salud,
migraciones, presencia militar, cultura), pero evito derivar hacia la arepa
como instrumento culinario de influencia cultural, cuando me percibo que la
defensa de los valores propios está siendo usada como prueba del fin de la
globalización, olvidando la tesis de la glocalización.
Mientras, uno comprueba, una vez
más, el eufemismo de la dicotomía optimismo-pesimismo o la fragilidad de la
esperanza.
@tlopezmelendez
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