Teódulo López Meléndez
Podemos hacer seguimiento a las
“conspiraciones” en las redes sociales. Todavía encontramos tuits que nos dicen
que Hitler escapó a América Latina o que a Trump le robaron las elecciones los
pedófilos que controlan Washington o que China lanzó el Covid de manera
intencional para dominar el mundo.
La teoría conspirativa explica
los sucesos de manera contraria a la verdad. Los tratadistas prefieren usar la
palabra conspiranoia, una que se
adapta perfectamente a buena parte del conglomerado venezolano. Siempre hay
grupos en un acuerdo secreto para perseguir objetivos malvados.
En la conspiranoia hay grupos poderosos, desde gobiernos hasta grupos
étnicos, aseguran. Y las creen porque son sencillas y asequibles, porque
responden a lo que previamente creían, lo que los afinca en la seguridad de sus
creencias. En el terreno de la psicología nos “confirma” que estamos enterados
de lo que sucede, da seguridad de que controlamos la información y, por ende,
estamos seguros, amén de dar permanencia. Otorgan facilidad cognitiva, no
implica el esfuerzo mental de reelaborar creencias previas. Creyendo en la
teoría conspirativa el riesgo desaparece,
need for closure, lo llaman.
Los conspiradores son necesarios
para entender el orden político y social y precaverse contra el futuro. Algo
tienen de delirio irracional y paranoico, pero también de la necesidad de
entender lo que no entienden, lo que algunos llaman una forma de «cognición
colectiva motivada» desde una perspectiva grupal.
Hay de todo en la conspiranoia, desde la sobrecarga
informacional que da Internet hasta sus manipulaciones particulares que crean
una cámara de resonancia, muy propia del escepticismo político (“ya no creo en
nadie”, puede leerse en Tuiter) o de la sospecha sembrada sobre cada actor.
Ello aumenta impotencia, desilusión, incertidumbre, desconfianza y anomia.
La conspiranoia entró en el arsenal de regímenes autoritarios y
democráticos, populismo global, que la utiliza para suprimir la información
veraz sobre sus propios desmanes. Con las conspiraciones cubren la incertidumbre sobre el mañana que
arropa realidades políticas como la venezolana.
Sobre el combate en contra algo
hemos dicho, utilizando palabras en desuso como reinvención y cultura.
@tlopezmelendez
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