Teódulo López Meléndez
Se nota por todas partes. Es
equivalente a un cambio climático. Hay incendios e inundaciones en el campo de
la política. Hay ambivalencia y confusiones. Hay disolución y modos de
comportamiento indeterminables. Se contrastan, pero se entremezclan, reacciones
drásticas con omisiones. El ejercicio sobre la polis se ha hecho barullo y
galimatías.
Las categorías sobre las cuales
conocíamos la política de esto que llamamos modernidad (derecha-izquierda,
privado-público, absolutismo-democracia) tienden a hacerse irreconocibles. La
política tiende al ocultamiento.
Giorgio Agamben (Homo Sacer-El poder soberano y la nuda vida)
se plantea que este encubrimiento de las ideologías entre sí podría hacer salir
a la política de su cueva o que la indiferenciación podría ser abandonada lo
que conduciría a un reencuentro con su significado. Otros creemos que el asunto
es que el pensamiento, amén de escasear, ha perdido su vocación práctica y hay
que restituírsela.
La simple lucha por el poder ha
hecho desaparecer significado a la política. Hemos relatado la crisis del
Estado-nación y los brotes populistas y el creciente desgano ante este
planteamiento básico de la organización humana. Ello ha llevado, obvio, al creciente
deterioro de la democracia, a su desleírse, a su reducción muchas veces
sustituida por un simple anhelo de eficacia.
Veamos: Si de un país escapa la
gente uno tiene que preguntarse de dónde escapan, del concepto mismo de dónde
escapan. Lo primero es que ese Estado-nación de donde lo hacen ha perdido sus
características. Indefectiblemente, por ejemplo, uno va a parar a Foucault sobre la
dependencia entre biología y economía, a la biopolítica, esto es, se ejerce el
poder sobre la población, seres vivos mandados y regidos por procesos y leyes
biológicas.
Estamos en otra era: lo han
comprendido los “políticos” que ahora manipulan los medios tecnológicos de
comunicación, si bien ellos los muestran en su patetismo, en su mediocridad.
Tenemos que devolver al pensamiento sus efectos prácticos y a la política su
condición de forma de la vida y regalar a la democracia el abandono de los
viejos parámetros –como primer presente- seguido del indispensable segundo,
hacerla, conceptual y de hecho, de este siglo.
@tlopezmelendez
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