La negociación para nosotros

 

 

Teódulo López Meléndez

La negociación es una actividad permanente e inherente al ser humano. Sin embargo en Venezuela engrosa la lista de las palabras estigmas.

Bacon la definía como “un sencillo proceso de descubrimiento”. En la guerra y en la política se sientan los contrarios buscando una comunicación que posibilite un acuerdo, uno que puede ser mínimo o amplio.

Se recurre a la simulación para evitar que la otra parte descubra desesperación o se aumenta la apuesta para ir rebajando o concediendo y se lanzan versiones sobre el miedo ajeno mientras se ocultan las propias sensaciones. Eso hacen las partes negociantes. Otra los mediadores, pacientes noruegos habituados. Otra el tiempo.

Por antonomasia ninguna negociación es corta, perentoria. En las vecindades podemos encontrar ejemplo en la de Centroamérica que conlleva al Acuerdo de Contadora o en la de Colombia-FARC que permitió la desmovilización de miles de guerrilleros.

Aquí los “filósofos” de las redes sociales claman “con ese tipo de gente no se negocia”, lo que indica que la imbecilidad es una acompañante exterior a toda negociación política.

Una negociación nunca es una pérdida de tiempo, aunque no se llegue a un acuerdo. Pasa a serlo cuando se rompe por esa causa y se deja de mantener como un puente de comunicación permanente. El ejemplo clásico es el de Kissinger y Le Duc Tho negociando en París durante siete años.

Aquí la grandilocuencia de las partes en esta negociación hace que los profetas adviertan que será un fracaso total, pero nosotros, los ciudadanos de a pie, también tenemos una presión que ejercer y es la de nuestros intereses: vacunas, salud, hiperinflación, hambre.

No habrá ni nuevas elecciones ni reconocimientos –fracaso-, pero podríamos nosotros los de a pie, ganar alguna cosa –éxito-. Toulouse-Lautrec pintará las escenas y las acusaciones, los argumentos para proclamar supervivencia.

Resurgirán entonces la Corte Penal Internacional, el embajador virtual –y más-, cuando lo que nos interesa es que digan sobre su necesaria participación en las elecciones regionales que no dependen para nada de las negociaciones, sólo de la rectificación.

Nuestros problemas de nación aterida y la vía pragmática, son la negociación y el acuerdo de nosotros los de a pie.

@tlopezmelendez

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