La victoria de la tórpida urdimbre

 



Teódulo López Meléndez

La abstención se ha internalizado en la psiquis de los venezolanos. A ello han contribuido todos, desde quienes saben que si los que se le oponen no votan se mantienen y quienes son incapaces de comprender los análisis y estudios sobre los múltiples efectos que se pueden buscar al votar en “situaciones especiales” como la nuestra. O simplemente se sienten cómodos en el presente que alargan.

La argumentación es repetida y se dice preferir la tesis adánica-paradisíaca y se reproduce el debate banal, insustancial y catódico. Basta de recordarlo.

La gente debería comenzar a organizarse en municipios y estados procurando los problemas de la gente, siendo sensatos, dando el chance a quien mayor criterio y oportunidad tiene.

El interior del país debe asumir protagonismo olvidando las intrigas de la mediocridad reinante y plantándose en sus necesidades vitales de región.

Los militantes partidistas deberían exigir elecciones internas en sus partidos fosilizados y si se las niegan proceder a su margen, eligiendo, tomando decisiones, asumiéndose como poder instituyente.

La política no es sólo lucha por el poder, lo es por la gente, y también por una concepción del mundo. A esa gente hay que sacarla de un idealismo fatalista encarnado en la invención infantiloide de dirigentes absolutamente impreparados. Hay que limpiar las cabezas de dogmatismos y de escatologías.

No parece existir posibilidad de rebelión contra la masa. Ser masa es cómodo y en la paz de los sepulcros proclamarse partidario de una “salvación nacional”. La victoria de la tórpida urdimbre.

El país ha sido reducido a “yo actúo como él diga”, inepto de alzarse hacia una renovación dirigencial, de pensar por sí mismo, de escrutarse sobre su conformidad. La victoria de la tórpida urdimbre.

La gente ya no sabe de su poder decisorio, instituyente, de tanto omitirlo y evadirlo. La victoria de la tórpida urdimbre.

Hay que hablar, decir, proclamar la necesidad de eso que aquí se ha dado en llamar, casi despectivamente, “el interior del país”, rompiendo una macrocefalia caraqueña infectada de mediocres y de una generación sin talento político. La victoria de la tórpida urdimbre.

El país parece destinado a lamentarse de la victoria de la tórpida urdimbre.

@tlopezmelendez

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