Teódulo López Meléndez
El miedo al tiempo ha estado acompañando al hombre, adherido a él, motivándolo a la acción, conduciéndole a la reflexión sobre su origen y destino. El tiempo mortifica también a los pueblos. Las naciones sienten la presión de las metas y del tiempo disponible. El hombre que no siente la angustia de su paso, puede ser un individuo ajeno a las grandes preguntas existenciales o, por el contrario, se está realizando dentro de la medición consciente de su tránsito vital. Las naciones pueden andar realizándose, apreciando el tiempo, desarrollándose material y espiritualmente o, al contrario, inmersas en una somnolencia que amenace su vitalidad y por ende su futuro.
En relación a la vida, los
pueblos no son solamente la suma de los individuos. Existe un alma colectiva,
una razón colectiva, un mínimum vital colectivo. Se puede presentir el destino
de una nación, pero es necesario pulsar el fondo común. Venezuela no puede
permanecer dilapidando su tiempo. No podemos parecer inmersos en una catástrofe
inevitable, dormidos sobre las crestas de las circunstancias, inertes ante el
devenir implacable y evitable.
Vivimos enterrados hasta la
coronilla en un alud de vicios que parecen poder más que nuestra fuerza vital
como nación. Parecemos impotentes ante las fuerzas que nos mueven y nos
sacuden.
La nación no puede parecer
impotente. Existen en el alma colectiva los recursos para salir del alud. La
nación debe desacostumbrarse a que las cosas pasen como están pasando. La
nación debe explorar, frente a la magnitud de los problemas debe aparecer la
potencia de enfrentarlos. El pueblo venezolano no puede carecer de silos de
almacenaje de fuerzas de cambio, no puede carecer de depósitos de reserva, no
puede parecer incrédulo frente al destino colectivo. El pueblo venezolano no
puede parecer sentado a la orilla del camino.
Cuando la exigencia colectiva de
un objetivo esencial coincide y delinea una estrategia política, en el
escenario se ha plantado la aglomeración de coincidencias para un avance. Hay ahora una batalla primordial por la vida
impuesta por la pandemia sobre la cual debemos exigir y lograr –vacunación
masiva, organizada y no discriminatoria- que es perfectamente el reflejo del
bien común sobre la acción política.
@tlopezmelendez
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