Teódulo López Meléndez
El asunto que comienza a
plantearse es el de los efectos del mundo tecno-mediático sobre la democracia.
Ahora vamos más allá del poder massmediático en sí, para arribar al
planteamiento de una eventual incompatibilidad de los valores democráticos con
las normas universales de la comunicación. Si el hombre se convierte en un mero animal simbólico este sistema político
habrá perdido toda racionalidad. Giovanni Sartori lo define como “la primacía de la imagen, es decir, de lo
visible sobre lo inteligible”. El hombre que “mira la pantalla” se está
convirtiendo en alguien que no entiende. Los sistemas de medir la llamada
“opinión pública” están trasladándose a un botón del telecomando y quien
aprieta ese botón es alguien sin capacidad de pensamiento abstracto. Ese viejo
carcamal llamado partido político depende ahora de fuerzas que escapan al
trabajo de captación de miembros o a los planteamientos profundos sobre
proyectos de gobierno. Las encuestas se hacen cada vez más sofisticadas y, al
mismo tiempo, más erráticas, pero forman parte del conjunto de destrucción de
algo que hoy es una entelequia y, no obstante, se sigue llamando “opinión
pública”.
Los contendores de la democracia,
en términos absolutos, han cambiado. Los viejos enemigos se derruyeron, pero
muchos nuevos han surgido, el populismo, las nuevas autocracias
constitucionales que se amparan en un Estado de Derecho falsificado y
construido a la medida.
Si la democracia es un ejercicio
de opinión, o “gobierno de opinión” conforme a la definición de Albert Dicey,
la democracia es un cascarón vacío, pues como bien lo observa Sartori las
opiniones son “ideas ligeras” que no
deben ser probadas. Los llamados “programas de gobierno” que antes elaboraban
los aspirantes al poder han caído en total desuso, por la sencilla razón de que
no influyen electoralmente. Basta manejar dos o tres cuestiones machacantes
para definir a esa debilidad variable llamada “opinión pública”. Ahora bien, en
este era tecno-mediática las opiniones no son independientes, no surgen del
conglomerado, al contrario, le vienen impuestas por el ejercicio de la
manipulación. Numerosos analistas han señalado la desaparición de lo sensible y
al hombre como un receptor que ve sin comprender.
@tlopezmelendez
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