El imperio cotidiano




Teódulo López Meléndez

La cotidianeidad está imperando sobre lo político. Hay una inercia explicable en factores diversos, como el acceso de una parte minoritaria de la población, pero influyente, a bienes de una falsa prosperidad económica.

Los estudios muestran a esa parte de la población en el uso del dólar, aunque basta con verlo en cualquier negocio. El levantamiento del control de precios ha permitido importación de bienes y su acceso mediante divisas provenientes de diferentes fuentes.

No detallemos acuerdos reales o supuestos con factores económicos, recordemos las cifras de la ONU sobre uno de cada tres venezolanos sin acceso a alimentos suficientes. Hemos explicado reiteradamente el comportamiento psico-político de las masas en situaciones como esta, recordando que las búsquedas de ruptura se ocasionan cuando una prosperidad se ve amenazada, no cuando la crisis impulsa sólo a la satisfacción de las necesidades básicas.

Hay también un problema de comunicación política y un no entendimiento de la población en los pasos que dan los factores actuantes en cuanto a la procura de acuerdos mínimos que deberían resultar plenamente entendibles. En buena medida se debe a que hay demasiados políticos de segunda que, con sus declaraciones, enturbian, tratando de mostrar cualquier medida saludable como una victoria de sus propios intereses y no como una en procura de un bien común.

El tono del poder es alarmante, pleno de amenazas que ejecuta, una que no vamos a calificar ni siquiera como miedo, en procura de un efecto civilizatorio ausente. Baste mirar el cuadro internacional  para entender que las presiones se multiplicarán, pues la situación es insostenible por encima del espejismo de bodegones, uso del dólar o presencia de alimentos, las más de las veces inaccesibles para un porcentaje poblacional ya muy alto y en crecimiento.

Puede hablarse de una adaptación que también puede denominarse resignación y aquí los sustantivos están disponibles, desde impotencia hasta miedo. No obstante este predominio de lo cotidiano no es permanente, pues el espejismo se resquebrajará. Hablar de un caso chino con dos sistemas, equivale a un virus que las condiciones acabarán por domeñar. Hay que internarse en lo cotidiano para reencontrar lo social.

@tlopezmelendez

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