Porvenir por hacer






Teódulo López Meléndez

Épimélia es una palabra que implica el cuidado de uno mismo y enraíza en la política. La libertad propia de la política ha sido difuminada, porque lo que se nos impone es como “pertenecer”. Apagar, disminuir, ocultar y frustrar el espíritu instituyente es una de las causas fundamentales de lo que los venezolanos vivimos. Ahora tenemos al nuevo poder instituido tratando de crear un imaginario alterado al que debe oponerse la voluntad de soltar las posibilidades creativas del cuerpo social.

Alguien argumentó que siempre hay un porvenir por hacer. Sobre ese porvenir las sociedades se inclinan o por preservar lo instituido o por soltar las amarras de lo posible. En Venezuela debemos buscar nuevos significados derivados de nuevos significantes. Si este gobierno que padecemos continúa impertérrito su camino es porque los factores que lo sostienen se mantienen fieles a una legitimidad falsificada. La explicación está en una sociedad instituyente constreñida, sin capacidad de poner sobre el tapete la respuesta al futuro. Ya los griegos sabían que no podía haber una persona que valga sin una polis que valga.

La transformación comienza cuando el cuerpo social pone en tela de juicio lo existente y suplanta el imaginario ofrecido. Se requiere la aparición de una persona con su concepción del Ser en la política, uno que se decide a hacer y a instituir. El planteamiento correcto es inducir que la vida humana no es repetición, y muchos menos de los enclaves políticos, y encontrar de nuevo en la reflexión y en la deliberación un nuevo sentido. No estamos hablando de una “revelación” súbita sino de la creación de un nuevo imaginario social. Así, sin llenarse de ideas y pensamiento sobre el futuro por hacer no será posible cambiar lo existente. La posibilidad instituyente está oculta en el colectivo anónimo. De esta manera hay que olvidar la terminología clásica. Todo proceso de este tipo transcurre –es obvio- en una circunstancia histórica concreta. En la nuestra, en la de los venezolanos de hoy, no podemos temer a lo incierto del futuro.

El espacio de esas herramientas es el conocimiento, el poder de pensamiento, de un espacio dinámico y vivo donde se transforman cualidades del ser y maneras de actuar en sociedad.

teodulolopezm@outlook.com

Artículo en el diario El Universal (Miércoles 25 de septiembre 2019)

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