Teódulo López
Meléndez
No podemos permitir que Venezuela siga siendo un territorio
ahistórico. Para emanciparnos de los graves problemas que nos aquejan hay que
desatar un proceso filosófico-político emancipatorio. Este ser humano
inteligente que es el venezolano debe organizarse hacia la aparición de un
nuevo orden social. Debemos hacernos de un pragmatismo atento a las
incitaciones del presente y a los desafíos de las circunstancias teniendo en la
mano las respuestas de una filosofía política renovada.
El movimiento debe venir provenir de una sociedad pensante,
desde un humanismo global. El venezolano de este tiempo vive la ruptura con un
mundo que se tambalea. Lo que se requiere es un intercambio fluido y permanente
de diversas comprensiones.
La idea es que los sesgos cognitivos individuales pueden ser
llevados al pensamiento de grupo para alcanzar un rendimiento intelectual
mejorado. Es lo que se ha dado en llamar la inteligencia colectiva, lo que,
obviamente, conllevaría a otro tipo de comportamiento sobre la realidad.
inteligencia colectiva está en todas partes, está
repartida. Debe ser valorada y coordinada para llevarnos hacia la construcción
de las bases de una sociedad del conocimiento, lo que implica el
enriquecimiento mutuo de las personas.
La clave está en crear numerosas y pequeñas noosferas. Ello
pasa por ver con menos individualismo y en un contexto ético de alteridad. Hay,
sin embargo, una razón más práctica que escapa a lo teórico-moral para insertarse
en la brutal realidad real: hacia dónde va el mundo se sabe o se perece, se
coopera o se fracasa, se respeta o se es condenado.
Esto es, la gente no piensa junta para llegar a determinadas
conclusiones sino que piensa junta para obtener el valor de la conexión y de la
confrontación de ideas. Enseñar es conectar personas con oportunidades,
experiencias con conocimientos, es ayudar a que se establezcan una o más
conexiones, conectar experiencias, conectar para que otros aprendan a
conectarse, conectar personas con contenido.
Efectivamente, la realidad es sustituible siempre y cuando
se tenga clara la nueva realidad. Para ello es menester el diseño colectivo de
un proyecto que pasa por una inteligencia colectiva o conectiva, en cualquier
caso organizada.
Artículo en el diario
El Universal (Miércoles 18 de septiembre 2019)
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