Gerenciar la comprensión




Teódulo López Meléndez

Desde el poder no se está haciendo política, este tipo de poder no la concibe. Quienes se le oponen deben entenderla como una especificidad de acción. Plantear un supuesto regreso no es una ruptura. Si se mantiene en un territorio evanescente la política se hace innecesaria y el oponente habrá ganado la batalla. Los términos de la política son de mañana, no de ayer.

Es esencial a su existencia la visibilidad y hacer del disenso una modalidad específica de “su” ser, lo que significa que plantar cara al poder sin política, sin la construcción ideática de una sustitución mediante una oferta concreta de ruptura entre el aparato que se alza omnímodo y alega ser la construcción de algo, por una parte, y del estado de lo social que debe estar en ebullición reclamando esa sustitución desde un aparataje conceptual, sólo conduce al fracaso.

Una estrategia correcta de combate es dejar claro que las élites no monopolizan el poder, que son dueños sólo de gerenciar, que las instituciones no son de su propiedad privada y que un líder es el que enseña a pensar. Cuando esto no se hace el poder populista se consolida y la política vuelve a desleírse en su ausencia. Sin política no hay formas.

¿Quieren gerentes? Muy bien, pero parece que los quieren para administrar con eficacia, probidad  y eficiencia los dineros públicos. Eso es obvio. Los que quieren gerentes lo que no saben es la post-obviedad. Pues se los digo: aquí lo que hay que gerenciar es la comprensión de un gran movimiento colectivo inteligente hacia las nuevas estructuras nacionales. En otras palabras, la aparición de un liderazgo colectivo que los aspirantes incitan a permanecer en acción en un proceso de transformación que ellos simplemente inducen y mantienen en la dirección correcta decidida por el cuerpo social. Esos son los gerentes y los gerentes son conductores políticos.

Puede generarse una inteligencia colectiva y ello pasa por una transición a un modelo de auto-organización, aplicable hasta en el aspecto económico, por lo que se habla ya de una "economía sostenible de colaboración". En buena parte se está haciendo ante la desavenencia de los hablanchines. La hemos llamado democracia siglo XXI e implica generar y gerenciar la comprensión.

teodulolopezm@outlook.com

Artículo en el diario El Universal (Miércoles 26 de junio 2019)

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