La búsqueda de la interpretación




Teódulo López Meléndez

El hombre pierde los envoltorios protectores a los que estaba habituado y se cierra en nuevas manifestaciones de nihilismo y cinismo. No obstante busca su interpretación. Esa vendrá dada en un personalismo social y en una relacionalidad en todos los ámbitos. Es probable –al menos lo queremos creer- que estemos en las puertas de un nuevo humanismo social.

Estímulos existen para que seamos optimistas frente a un proceso de reconsideración social. El destino indefinido es siempre incierto, pero la salida siempre pasa por un reconocimiento del sí mismo. Todo proceso de individuación conlleva a la autoafirmación y al pensamiento propio. En otras palabras, el hombre cínico y nihilista buscará ser protagonista de su propia historia y de la historia de los demás.

Peter Sloterdijk (Esferas) ha trazado una “imagen de pensamiento” que le permita al hombre ser en el mundo como un espacio de apertura a lo ilimitado. Este es el principio cardinal que hago en  mis consideraciones. Tenemos a un hombre dominado por la apatía y el conformismo con el consecuencial aplastamiento de la idea democrática. Lo que Sloterdijk busca es un nuevo análisis del dinamismo social (lo cual incluye todas sus facetas) y volver a definir lo que es real.

Vamos hacia un mundo denso y así cabe definir densidad como la posibilidad de un agente de encontrarse a otro sobre el cual actuar. El hombre de la era terminada actuaba en la incertidumbre, una que continúa, sólo que ahora el hombre debe pasar a ser uno que está en capacidad de auto aprovisionarse de razones suficientes para pasar de la teoría a la práctica. Ello implica un proceso deliberativo interior, uno que excede a la aplicación universal de los derechos humanos, por ejemplo, sino de la convicción pragmática de que significa libertad o moral. Así, la comunicación que sustituye a la información adquiere un rango ontológico, porque es de esta manera que el mundo podrá definirse para bien. Y para bien es que esa comunicación sea para poner frente a frente dimensiones donde los grupos sociales se obligan recíprocamente a desistir de actuar por un interés unilateral.

Es un apelo al hombre a profundizar en sí mismo, a convertir la reflexividad en motor del devenir social.


Artículo en el diario El Universal (Miércoles 15 de mayo 2019)




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