Teódulo López
Meléndez
La tecnología es parte de nuestras vidas. Si bien podemos
admitir que la capacidad de modificar la
naturaleza siempre ha estado presente en la historia humana, nunca como ahora.
Asistimos, por ejemplo, a la paradoja de un sistema de comunicaciones que facilita
notablemente el intercambio y la organización, pero que al mismo tiempo aísla.
Las computadoras nos facilitan el acceso a la información,
pero no muestran ejemplos de mejor aprovechamiento de la misma o de un índice
de crecimiento en educación. Qué es lo que se adquiere y qué lo que se
internaliza. Es obvio que los efectos políticos ya los estamos viendo. McLuhan
planteó la concepción de la idea global y su principal alumno, Derrick de
Kerckhove, respondió a estas preguntas creando la idea de la inteligencia
conectiva (Connected Intelligence, The
Architecture of Intelligence). Pierre Levy planteó su concepción de la
inteligencia colectiva (L’Intelligence
collective. Pour une anthropologie du cyberspace).
Nada nuevo, a no ser que esa inteligencia colectiva o
conectiva se traduce en muchos casos en brutalidad colectiva. Es lo que algunos
llaman “sugestionabilidad extrema” donde cada quien dice lo suyo en una
anarquía que sólo confluye sobre absurdos. En cualquier caso hay una
modificación de los sentidos exteriores e interiores del hombre que pueden
llevarlo a mero participante inodoro, incoloro e insípido de una voz común que
sólo adquiere sentido si viene presidida de un sentido de cohesión.
Sin caer en el territorio de la catastrófico, nos
aproximamos a considerar a Internet como un “accidente” a la manera en que lo
define Paul Virilio, quien bien nos recuerda que no hay adquisición sin
pérdida, lo que nos lleva a nosotros a advertir que en los campos del reparto
del poder y de la organización social emergente sólo hay ahora confusión.
Más pesimista, si se quiere decir así, es Giovanni Sartori (Homo Videns) al señalar que Internet
será para la mayoría sólo una manera de matar el tiempo lo que los hará
analfabetos culturales. Lo vemos en la realidad virtual cotidiana con las
“redes sociales” convertidas en el campo nuevo de la evasión. Quizás el
resultado sea el retorno del dividuo. De Homo Sapiens a Homo Videns a Homo
Digitalis a Homo Insipiens.
Artículo en el diario El Universal (Miércoles 22 de mayo 2019)
Comentarios
Publicar un comentario