Teódulo López
Meléndez
En su excelente texto sobre “los siete saberes necesarios”,
Edgar Morin nos da varias lecciones sobre la educación para este siglo: ella
debe mostrar que no existe conocimiento que no esté, en alguna medida,
amenazado por el error y la ilusión; el conocimiento debe ser pertinente, esto
es, debe servir para conocer los problemas claves del mundo, por el contrario
de la educación actual que especializa y descontextualiza creando incapacidad
para pensar y comprender los problemas; enseñar la condición humana, es decir,
enseñar lo que es común al ser humano y la necesidad de las diferencias;
enseñar la identidad terrenal, porque la falta de conciencia planetaria nos
está llevando a la destrucción; enseñar a enfrentar las incertidumbres,
mediante la conciencia del riesgo y la estrategia; enseñar la comprensión, como
garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad; resaltar la
ética del género humano vista como una antropo-ética.
En otras palabras, hay que curar también la ceguera del
conocimiento que mientras transmite ignora lo humano, de manera que el
conocimiento del conocimiento equivale a armar para la lucidez. En este mundo
global es necesario preparar para abordar los problemas globales, mientras que
el fraccionamiento impide el entramado entre partes y totalidades cuando en vez
se hace necesario ubicar la información en un contexto y en un conjunto.
La
condición humana pasa por tomar conciencia de una identidad compleja y común a
todos y la identidad terrenal que nos impone el siglo XXI nos obligará a dar la
educación el propósito de enseñar que vivimos en una misma comunidad de
destino. En esta etapa que he definido, en infinidad de ocasiones, como de
incertidumbre, la mejor manera de enfrentarla es conocerla. Si no aprendemos a
comprendernos nos encerraremos en la repetición de los procesos destructivos
del pasado, de manera que la educación debe enseñar a comprender para atacar
xenofobia y racismo. Y finalmente, el aprendizaje de la persona que controla a
la sociedad y la sociedad que controla a la persona debe ser una misión
esencial de la educación.
Hay que hacer brotar un pensamiento sistemático, una
respuesta a la libertad. El nuevo paradigma bien puede ser llamado reflexión.
Artículo en el diario
El Universal (Miércoles 8 de mayo 2019)
Comentarios
Publicar un comentario