Teódulo López
Meléndez
Obvia la necesidad de un sistema comercial y financiero
abierto y no discriminatorio o del acceso libre de aranceles y cupos de
exportaciones de los países menos desarrollados o el problema de la deuda o de
la sugerencia de un porcentaje del PIB de los países donantes. Los petitorios
están en todos los documentos que analizan la situación del comercio y de las
relaciones económicas internacionales.
Se ha dicho que con los actuales avances tecnológicos,
conocimientos y recursos financieros, es posible superar la pobreza extrema,
mientras se recuerda el déficit en la asistencia para el desarrollo y su mala
calidad. Y nadie ha pasado por alto que las políticas comerciales siguen
negando a los países pobres una participación justa en la prosperidad global.
Se requiere una distribución más equitativa y políticas
fiscales con poder de transformación social. En el plano de la ayuda
internacional todavía encontramos que por cada dólar destinado a la cooperación
se gastan diez en presupuestos militares. Las desigualdades estructurales es el
comercio persisten. Más allá, se recuerda que el comercio es un medio y no un
fin en términos de desarrollo humano.
Este consiste en libertad y en formación de capacidades y
las condiciones básicas son tener una vida larga y saludable, disponer de
educación y de acceso a los recursos necesarios, una activa y decisoria
participación en la vida comunitaria y en la determinación política de la
sociedad en que viven. La desigualdad es freno fundamental al desarrollo de lo
humano y causa esencial de la pobreza. Con este flagelo no puede haber cohesión
social.
Hablamos en términos de derechos humanos. La cuantificación
debe hacerse en términos más allá de lo financiero, debe hacerse en términos
sociales y políticos, esto es, debemos combatir el acceso desigual a los
recursos y en la distribución del poder. El desarrollo de lo humano supera la
esfera de la economía para introducirse en los individuos como personas. Más
allá de las consideraciones técnicas sobre el ingreso per cápita o los índices
de productividad hay que mirar hacia el capital social y la formación de
ciudadanía. Hay que accionar sobre ese imaginario de cultura en procura de un
desarrollo integral colectivo.
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