Artículo publicado en la edición impresa del diario El Universal el miércoles 21 de febrero 2018
Teódulo López Meléndez
La forma es tan importante como
el contenido. En muchas ocasiones la exploración de la forma se sobrepone a la
realidad aparente. Quien no maneja la forma entierra pilares en lo
inconsistente. Lo real no puede separarse
de la forma. Cuando algo resiste a la mirada de quien quiere transformar o
sustituir hay que aprender a superar la capacidad de resistencia que opone y
ello pasa por sembrar de manera tal que las posibilidades se hagan muchas. Para
ello se requiere creatividad, porque cuando se riegan formas creativas se
multiplican las opciones y las alternativas.
Para combatir este brote de
sociología primaria se debe aprender a deletrear el alfabeto. Hay que comenzar
por explorar los caminos de la posibilidad frente a los caminos de la realidad.
Si quienes resisten no tienen el planteamiento adecuado es porque el estado
mismo del país genera su discurso
El discurso, la forma, va pues a
contracorriente del medio, la realidad.
Hemos regresado tanto que uno nota el brote de los viejos conceptos para
oponérselo al rebrote de lo antiguo disfrazado con adjetivos supuestos de este
siglo. Si aquél habla de una especie de refundación de un ismo, desde el otro
lado se recurre a viejos preceptos del siglo XIX como si la teoría social no
hubiese evolucionado, es más, como si no estuviera en la obligación de
evolucionar.
La paradoja de este planteamiento
de regreso a lo cuasi-tribal está, en primer lugar, en que arrastra a su
oponente a la misma atmósfera mental y, en segundo lugar, lo que constituye lo
más grande del ángulo paradójico, es que hace imposible el regreso al pasado
que se pregona desde ambas partes. He allí el encierro en un alfabeto con cuyos
elementos no se sabe construir frases y conceptos: no hay códigos sustitutivos,
nadie sabe lo que es el mañana, nadie tiene el manejo de lo que política se
llama “los tiempos”, nadie logra articular frases, la forma, para hacerle
entender a un país cohabitante con un espasmo de retorno temporal y
espacial, que la palabra futuro aún se
conserva en el diccionario y en el campo de las posibilidades.
Por lo demás, en política no
basta tomar una decisión, pues es menester agregarle el cómo y la forma,
dotarla de un abecé y articular las consecuencias.
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