Teódulo
López Meléndez
El
equilibrio ha sido un punto buscado en muchos períodos y por muchos pensadores.
No ha faltado quien hable de alejar la afectación por las alegrías y las penas
o de conformarse con lo que se tiene, esto es, alejarse de las emociones
desproporcionadas. Es lo que se ha denominado el Aurea Mediocritas y que tuvo un punto culminante en los poemas de
Horacio.
No
es ese el concepto que manejamos en política. En este campo lo entendemos como
juicio peyorativo. Mediocre es el que se mantiene en el terreno fácil de lo
obligatorio. Mediocre es aquel incapaz de alzar la mirada mientras mantiene la
nariz sobre la tierra.
Ya
en otro texto habíamos pergeñado algún texto sobre la mediocridad política de
América Latina. La definición de José Ingenieros en El hombre mediocre es particularmente grave en el terreno de lo social-político porque el espectáculo de un
cuerpo social mediocre produciendo dirigentes mediocres habla de rebaños
ajustados a las domesticidades.
La
cultura política de las clases medias es indispensable al mantenimiento de una
estabilidad democrática. Cuando dan muestras repetidas de incoherencia y desean
fervientemente sus dirigentes las ratifiquen en los caminos cómodos se hacen
profundamente instrumentos conservadores de lo que dicen pretender cambiar.
Los
dirigentes populistas y el cuerpo social que los produce se retroalimentan en
la limitación intelectual y el poder pasa a ser un objetivo per se. Los dirigentes mediocres y el
cuerpo social que los alimenta, los elije y los sigue, se convierten en un
pantano donde, lenta pero inexorablemente, se va hundiendo el concepto mismo de
república.
Los
dirigentes mediocres suelen asumir un lenguaje agresivo, insultante y lleno de
consignas fatuas, uno que diversas franjas del cuerpo social asumen si no es el
cuerpo social todo atribuyendo los improperios a quien los emite en una especie
de toma y daca que asegura que el autor original de la agresión es el verdadero
receptor que la merece.
La
mediocridad política asfixia, cubre de calina cualquier posibilidad de un
relámpago o de un simple hilillo de luz. La mediocridad política no puede
generar convicciones elevadas ni propósitos situados por encima del ras. La
mediocridad política acogota, reduce las ofertas a improperios que van desde
calificativos de ignorancia al adversario –merecidos también por el emisor- ,
hasta comentarios morbosos sobre preferencias sexuales.
La
mediocridad política es producto de un cuerpo social mediocre que lo es por un
evidente fracaso de las instituciones educativas, combinada con un mensaje
massmediático detestable y con una aceptación de la res publica a la cual, por largo tiempo, se miró sin prestarle la
menor atención. Los cuadros dirigentes mediocres existen porque las
universidades fracasaron y fueron ineptas para producir cuadros dirigentes
inteligentes.
La
mediocridad conduce a un debate político insustancial, secundario, incapaz de
producir alguna modificación. La mediocridad hunde más en la mediocridad. La
medianidad viene celebrada. Si quien se supone encarna los intereses de un
sector habla más duro, grita más y lanza dardos envenenados es elevado a la
consideración de héroe por actividad tan menesterosa, ya nadie puede dudar
sobre las nefastas consecuencias que esa nación sufrirá.
El
marketing, los asesores de estrategias, los cuadros de los partidos políticos
que dominan sus organizaciones quitándoles toda labor de mediación y de
instrumento del cuerpo social, las otroras instituciones intermedias repitiendo
sandeces, los candidatos que no pueden hilvanar una frase completa reflejando
su incapacidad de pensamiento, todos ellos, más el agregado de la tecnología
actual, conforman el cuadro lamentable de la mediocridad.
Las
campañas electorales no quieren ciudadanos, quieren electores bozaleados.
Cuando una democracia pasa a ser no más que una votación no existe ciudadanía y
sin ciudadanía no existe democracia.
Miro
la campaña electoral venezolana de 2013 y no puedo hacer otra cosa que
reflexionar sobre la mediocridad, en palabra muy lejana del concepto griego
aristotélico o del poético latino. Mediocridad como sinónimo de asfixia.
@teodulolopezm
Comentarios
Publicar un comentario